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Jorge Gómez Duarte
Martes 22 de septiembre de 2020 - 12:00 PM

Ahora, manifestaciones semanales

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Nuevamente, como la semana pasada, vivimos el lunes otra manifestación más contra el gobierno, protestando por algunos de los múltiples problemas que tiene el país, especialmente aquellos de más actualidad y despliegue periodístico.

Debo abonar que en esta oportunidad las protestas en todo el país fueron más civilizadas que las anteriores, aunque no faltaron los vándalos, especialmente en Bogotá, que aprovecharon la oportunidad para generar destrozos en sectores comerciales, que nada tenían que ver con el gobierno, ni con los problemas por los cuales protestaban.

Lo más admirable fue ver como personajes de la vida política marcharon en tales protestas y otros se quedaron desde fuera azuzando e invitando a una mayor participación, arguyendo la validez de la protesta con base en incumplimientos del gobierno, pero por dentro con intereses netamente políticos y ansias de poder, siendo que cuando estuvieron en el poder no los solucionaron y aún después, en sus cargos o con sus influencias tampoco han ayudado a resolverlos.

No estoy en contra de la crítica cuando es constructiva, ni tampoco con la protesta civilizada y racional que pretende presionar para buscar soluciones, pero sí con el oportunismo y los motivos políticos que se ciernen detrás de ellas, cuando lo que se persigue es desprestigiar y sembrar el caos como estrategia para llegar al poder.

No soy un defensor a ultranza del gobierno, creo que ha faltado liderazgo, realismo y concertación. Es muy difícil en un país tan complejo como el nuestro pretender gobernar solo, teniendo un congreso en el que se es minoritario y contando con una cúpula judicial politizada, además de los apetitos políticos, burocráticos y económicos de buen número de colombianos.

Es imposible lograr resultados impactantes y convencedores a corto plazo cuando se traen de atrás compromisos económicos y sociales desfinanciados y además cae una pandemia encima, la cual implica más necesidades y mayores recursos.

Abono al Presidente sus buenas intenciones, pero no basta con ellas. Se han logrado cosas importantes, en especial en educación, pero aquellas urgentes y necesarias a corto plazo, como son la seguridad, el empleo y la justicia, aún están en espera de hechos notables que generen resultados, credibilidad y confianza.

Creo en las reformas que generen desarrollo, equidad en las oportunidades y mejor calidad de vida para todos; logradas ellas en forma pacífica, concertada y organizada; respetando las instituciones y en búsqueda del bien común, no solo para beneficio de algunos sectores políticos, económicos o sociales.

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