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Jorge Gómez Duarte
Martes 05 de enero de 2021 - 12:00 PM

El temor a vacunarse

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Estamos pasando en estos días a nivel mundial por un nuevo pico de contagios por COVID-19, producto del relajamiento de la población en la aplicación de las medidas preventivas y la sensación que después de las severas cuarentenas, la vida había vuelto a lo normal.

Colombia no es ajena a esta nueva embestida de la pandemia. Las cifras muestran un incremento importante en el número de contagios diarios, como también un aumento en la ocupación de camas UCI e incremento en la mortalidad.

El COVID-19 llegó para quedarse entre nosotros y la única forma de volver a una normalidad es vacunándonos todos, en forma sistemática, con la periodicidad establecida y con la actualización de la vacuna, en la medida que aparezcan nuevas cepas del virus.

En las últimas semanas, producto de información negativa, poco objetiva y falsa, especialmente en las redes, se despertó cierto temor a los efectos secundarios de la vacuna, y algunas personas tienen intención de no vacunarse, lo cual es absurdo.

Siempre ha existido este miedo y la historia ha demostrado los grandes beneficios que tienen las vacunas para el control de las enfermedades virales y algunas bacterianas, como es el caso de la poliomielitis, viruela, sarampión, tos ferina y difteria, entre otras, las cuales libraron de la muerte o secuelas a una gran cantidad de población en el mundo.

Las dudas surgen en este caso, por el corto tiempo utilizado por los cientificos para desarrollar las vacunas, lo cual no es lo usual; pero también, por el efecto de la presión política y económica tendiente a sacar pronto una vacuna. Debemos entender que hoy existen mejores equipos humanos, tecnologias, recursos y conocimientos, que permiten avanzar a mayor velocidad y ya existían adelantos sobre vacunas contra coronavirus, lo cual ayudó a acortar los tiempos.

Los estudios previos, al menos en el mundo occidental, cumplieron las etapas reglamentarias de investigación en laboratorios y humanos, se conocieron los efectos secundarios a corto plazo, los cuales fueron muy bajos en porcentaje e intensidad, y la efectividad estuvo entre el 90 y 95%, lo cual es muy positivo.

El no vacunarse implica, algún día, ser victima del virus, con un riesgo de morir del 2% y un 18% a quedar con secuelas, según la intensidad de la afectación.

Seamos objetivos en la toma de decisiones, no nos dejemos llevar por simples comentarios, busquemos asesoría si fuere necesario, porque de ello depende nuestra salud.

Solo la vacuna nos permitirá controlar el COVID-19 y volver a la normalidad.

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