Publicidad

Jorge Gómez Duarte
Martes 19 de enero de 2021 - 12:00 PM

La personalidad de un ganador

Compartir
Imprimir
Comentarios

Dadas sus múltiples facetas, habría mucho para escribir sobre “Cuco”, como en confianza llamábamos a Alejandro Galvis Ramírez; sus cualidades, sus costumbres, sus pasiones, sus debilidades, en fin su manera de pensar, actuar y vivir, lo hicieron una persona fuera de lo común. Su personalidad innata, aunada a sus ancestros y el legado de su padre, le dieron la oportunidad de crecer, ayudar a crecer y disfrutar de lo que hacía.

En esta oportunidad me voy a limitar a su carisma de líder y emprendedor, y su incapacidad para quedarse quieto. Era un soñador en todos los aspectos, cualidad indispensable para cualquier persona que quiera progresar, pero además, un soñador aterrizado, práctico, obstinado en lograr resultados y persistente en los proyectos.

Como persona dinámica y aventurera, asumió riesgos e imaginó soluciones a los problemas, y como es normal en estos casos, no siempre se le dieron las cosas como quería, pero supo sacar el mejor partido posible ante las difícultades, como también, gozar sin arrogancias de los éxitos alcanzados.

Fue una persona abierta, sencilla, capaz de llegarle a todo el mundo y apreciar al más humilde, contrario a lo que muchos se imaginaban. Su amor por el campo le dio la oportunidad de mirar hacia abajo y acrecentar esa sensibilidad social tan necesaria en nuestros tiempos.

Siempre supo rodearse bien, se acompañó de sus amigos y compartió con ellos sus proyectos, los triunfos y los fracasos. Nunca bajó la guardia, por el contrario, los malos tiempos siempre fueron oportunidades para repensar, aprender, tener nuevas ideas y asumir otros retos.

El amor por su tierra fue inmenso, a pesar de su crecimiento empresarial que lo llevó a varias zonas del país, siempre cargó la santandereanidad en cuerpo y alma. Fue un abanderado de los proyectos de desarrollo para su región y referente informativo y de opinión para todos los gobiernos en relación a su Santander.

El paso de los años no afectó su mente, siempre tuvo un espíritu joven, incansable, alegre, con ilusiones; asimiló con facilidad la modernidad y la tecnología, pero comprendió temprano, como lo hizo su padre, que la mejor forma de perpetuarse era formar y dar oportunidades a la generación de relevo; poco a poco delegó responsabilidades en su descendencia hasta cederlas todas y refugiarse en su “Madrigal” querido, desde donde divisaba el panorama y disfrutaba de la naturaleza. Desafortunadamente el covid nos lo arrebató, pero quedan en nosotros los gratos recuerdos y un ejemplo claro de tenacidad y trabajo.

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad