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Jorge Gómez Duarte
Martes 08 de septiembre de 2020 - 12:00 PM

La UIS, orgullo santandereano

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En pasados días vimos con beneplácito la información sobre el ranking de las universidades a nivel mundial, realizado por una de las empresas internacionales más prestigiosas dedicada a esta labor, la cual evaluó recientemente los aspectos fundamentales de calidad y catalogó a la UIS como la quinta universidad del país y segunda entre las universidades públicas. Esto debe hacernos sentir a los santandereanos muy orgullosos y generar sentido de pertenencia por nuestra “Alma Máter”, así no hayamos estudiado en ella.

Sin demeritar otras universidades y la educación privada, el aporte de una buena educación pública es fundamental para obtener una mayor equidad social y si se logra alcanzar la educación superior, el impacto va a trascender de lo individual a lo colectivo, al ser generadores de emprendimientos y empleo para otros miembros de la comunidad.

No podemos dudar del beneficio socioeconómico que ha aportado la UIS a la región y el país en sus 72 años de historia, al haber dado la oportunidad a miles de jóvenes de grupos poblacionales medio y bajo para estudiar en ella, crecer como personas y formarse como profesionales, para luego crear empresa, generar puestos de trabajo y contribuir al desarrollo social.

Aunque lo logrado es plausible, no es bueno conformarse con los laureles nacionales, se debe buscar un puesto digno en el contexto internacional. Sabemos que es difícil competir con instituciones de países más desarrollados y se requiere un trabajo duro y de largo aliento para lograrlo; propósito que no lo dudo, ya va en camino y debemos todos apoyarlo.

En estos tiempos de pandemia, en que tuvimos que reinventarnos la vida, también es oportunidad para reinventar la UIS, haciéndola más moderna en lo académico, con nuevos modelos pedagógicos, más abierta a la realidad, formadora de mentes pensantes, analíticas, emprendedoras e innovadoras. Los conocimientos son importantes, pero pierden valor si no sabemos qué hacer con ellos o no los utilizamos con sentido racional y social.

Se tiene un talento humano extraordinario. Para ser admitido a la mayoría de sus programas de pregrado, se requiere pertenecer al selecto grupo del 2% de los mejores ICFES del país, y teniendo en cuenta que más de un 90% de su población pertenece a estratos socioeconómicos medio y bajo, que se criaron y formaron en su adolescencia con limitaciones de todo tipo, no hay duda que son mentes privilegiadas y diamantes en bruto, que tienen grandes potencialidades e inmenso futuro.

Congratulaciones y siempre adelante.

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