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José Manuel Acevedo
Domingo 11 de octubre de 2020 - 12:00 PM

Cuál verdad

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Como si se tratara de la peor ironía, los miembros del antiguo secretariado de las Farc hablan de un “reconocimiento temprano” del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. Un “reconocimiento temprano” 25 años después es toda una contradicción en los términos, pero de eso está plagado el acuerdo con las Farc: ¿o no es un absoluto despropósito decirle “Honorable Senador” a un criminal como Carlos Antonio Lozada o haberle dicho “Honorable Representante” a Jesús Santrich durante varios meses?

Lo cierto es que cada vez suena menos espontánea esta declaración y sigue dejando muchas dudas sobre su veracidad. Todos los que pudieran constatar esta versión están muertos: Tirofijo, el Mono Jojoy, los 4 miembros de la célula urbana de las Farc que habrían ejecutado la orden...

Como si eso fuera poco, ahora se viene a saber que el sorpresivo “mea culpa” de Timochenko y compañía, en realidad es la respuesta anticipada a un chantaje que les llegó desde Venezuela por parte de Iván Márquez.

Según las versiones de El Tiempo, El Espectador y otra más que he tenido personalmente, Márquez les mandó razón a sus antiguos compañeros en el sentido de que les lanzaría un bombazo contra su autopredicada voluntad de paz, sindicándolos de estos delitos mediante un comunicado que haría público.

Al percatarse de esta situación, Timochenko y los demás -previo encuentro en un apartamento con el Nobel de Paz y su exministro del interior- tomaron la decisión de adelantársele y enviar la carta a la JEP de la que todos hablamos ahora.

Así las cosas el tal reconocimiento y la tal verdad son sólo una reacción a una amenaza de Márquez y mientras no haya evidencia concreta que sustente esas afirmaciones, por ahora los colombianos tenemos el derecho de no creerles y, por el contrario, exigirle a la Fiscalía que avance en la investigación a ver si por fin sabemos quién mató a Álvaro Gómez. Con mayor razón, la justicia ordinaria debe reclamar para sí la competencia en este caso, pues aún si fuera verdad que el secretariado de las Farc estuviera detrás de estos crímenes, un tipo como Iván Márquez ya no tiene beneficios de la JEP y debe ser investigado por la Fiscalía.

Las instituciones no pueden ser lavaderos de culpas y los colombianos no podemos ni queremos dejarnos meter los dedos en la boca.

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