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opinion/columnistas/jose manuel-acevedo
Domingo 21 de junio de 2020 - 12:00 PM

Hombres de negro

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Los hechos ocurrieron en las calles de Floridablanca. Los videos circularon por redes sociales y registraban una aberrante situación ocurrida días atrás. Hombres vestidos de negro, como si fueran un comando que orgulloso de sus acciones se auto-grababa, salían a golpear ancianos y habitantes de calle.

La Policía y el alcalde anunciaron la captura de dos de ellos. No pareciera que se trate de una salida casual de una sola vez; o de un mal chiste de un grupo de jóvenes con problemas psiquiátricos. Puede tratarse de una estructura mucho más sofisticada y, por eso, llamarles, como lo han hecho algunos, “vigilantes informales”, es banalizar las acciones criminales de quienes quieren violentar a los más vulnerables, en claro detrimento de los derechos humanos de esta población que requiere de ayudas sociales y no de maltratos físicos.

Detrás de estos “hombres de negro”, hay gente que quiere tomarse la justicia por mano propia y que quiere posar de autoridad sin serlo y emprender esta clase de conductas para atemorizar a la sociedad. Comienzan con los habitantes de calle, luego ofrecen sus servicios particulares para saldar deudas personales, luego controlan barrios y deciden quién debe poner música y a qué volumen oírla o quién sale a la calle y quién no y a qué hora hacerlo. Son criminales, vándalos, y deben ser calificados y tratados como tal. No tomar contra ellos medidas serias, equivaldría a darles permiso para que sigan haciendo lo que les venga en gana. Por eso preocupa que hubiera sido solo varios días después y con videos que ellos mismos propagaron, que se hubiera conocido esta situación. Tiene razón el alcalde en decir que puede ser un fenómeno que no es exclusivo de Floridablanca y que comienza a verse en los otros municipios del área metropolitana.

Los paramilitares actuaban igual en su momento y las nuevas bandas criminales, que también dominan ciertos barrios de ciertas ciudades, tienen actitudes similares. Tolerar la mal llamada “limpieza social”, mirar para otro lado porque, al fin y al cabo, se trata de “vecinos molestos” que no deberían estar deambulando por las calles o minimizar las denuncias que los habitantes de calle formulan quejándose de estas situaciones, sólo agrava el problema. Necesitamos que se llegue a los determinadores de estas conductas para entender qué clase de motivación se esconde detrás de semejantes actos, cómo se financian y si responden a órdenes superiores y de quiénes. No hay que dejar avanzar el fenómeno.

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