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José Manuel Acevedo
Domingo 29 de marzo de 2020 - 12:00 PM

Los del sándwich

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Que la gente haga caso, será el primer paso. Que todos actuemos en clave de solidaridad, ayudará mucho a superar el problema de salud pública. Que los que más tienen aporten para ampliar la capacidad hospitalaria y la implementación de los ventiladores mecánicos para atender las emergencias y los casos más graves que llegarán con el pico de la pandemia a Colombia, también nos pone en la ruta indicada. Pero que pensemos desde ya en el “día después” y propongamos soluciones de mediano y largo plazo teniendo en cuenta que las consecuencias de esta crisis se prolongarán durante todo el año, resultará todavía más clave para que el impacto económico y social no nos coja con los calzones abajo.

El Gobierno ha actuado bien en la formulación de medidas de contención que ayuden a mitigar el primer latigazo de esta tragedia. El ‘ingreso solidario’ para que las familias más pobres cuenten con un mercado asegurado durante la cuarentena es justo y necesario. Para los empleados formales, que hayan pagado su caja de compensación durante el último año y que pierdan sus trabajos ahora y en las próximas semanas, también está diseñado el programa que busca el pago de dos salarios mínimos en el marco de los próximos tres meses. Para las empresas, los anuncios de nuevas líneas de crédito con condiciones favorables, ayudará mucho y para las familias de clase media y, de nuevo para los más pobres, las prórrogas en los pagos del impuesto predial o el auxilio en el pago de los servicios públicos básicos, son buenas noticias en medio de un ambiente de incertidumbre como el que vivimos.

Sin embargo, el mayor reto va a estar en atender las necesidades de los que siempre en estas coyunturas quedan como el jamón de un sándwich; en la mitad, sin tener muchas opciones. Están los independientes, los que trabajan por horas o por encargo, los informales (¡más del 50 por ciento de la población económicamente activa!), y los que ni tienen una empresa, ni están por debajo de la línea de pobreza; ni tienen un empleo formal del que los hayan despedido, ni cotizan a salud y pensión; ni están bancarizados, ni están en situación de miseria. A ellos, que como ya he dicho son un porcentaje alto de colombianos, habrá que diseñarles planes realistas que les ayude a sobreaguar las primeras semanas de esta situación. Hay que pedirle al Gobierno que piense en estas personas y diseñe programas especialmente para ellos. Los del sándwich, además, necesitarán de la mano amiga de todos los que podamos brindársela. Esa es la franja que más preocupa.

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