lunes 24 de abril de 2023 - 12:00 AM

¿Y después de Washington qué?

El peso de distanciarse de los autócratas y demostrar que una izquierda democrática y moderna, es posible, recae directamente sobre Petro. Él lo sabe y estas giras internacionales se lo recuerdan

Mientras unos dicen que la visita del presidente a Estados Unidos fue un completo fracaso, otros la catalogan como un éxito inédito. La verdad es que, mantener vivos los vínculos con ese país, pese al viraje político que enfrentó Colombia en las últimas elecciones es, sin duda, una buena noticia.

El aislacionismo por razones dogmáticas, ideológicas y anacrónicas hubiera sido la peor actitud frente al que es nuestro principal socio comercial y un financiador importante de ciertas políticas desde hace décadas.

Es obvio que el presidente Petro tenga reservas y diferencias frente a Estados Unidos y también que el gobierno Biden y el congreso de ese país, mantengan preocupaciones sobre la forma en que se está manejando el tema del narcotráfico y la paz total en Colombia pero que, en medio de esas elementales distancias, ocho meses después de haberse posesionado en su cargo, el primer mandatario tenga esa cita que muchos esperan durante años en sus respectivos mandatos, debe ser catalogado como positivo, sin ambages.

Dos nombres resultaron clave en estas aproximaciones: Laura Sarabia, la joven politóloga que hoy funge como jefe de gabinete y mano derecha del presidente y el embajador Luis Gilberto Murillo quienes, a diferencia del canciller que habla más de lo que hace, tienen un estilo gerencial digno de ser replicado en todos los despachos de esta administración.

Que el presidente Petro tenga interlocución con Estados Unidos, es importante. Que ese gobierno lo avale para adelantar gestiones tendientes al restablecimiento de la democracia en Venezuela, es significativo para él a nivel regional pero también para el país, pues una persona con un liderazgo global, avalado por organizaciones internacionales, debe comportarse como un demócrata, minimizando así cualquier tentación dictatorial.

Por eso creo que lo que viene después del viaje de Petro a Washington, debería ser una demostración de mayor capacidad ejecutiva.

Generar resultados concretos en su mediación con Venezuela se vuelve imperativo. Dejarse ayudar por el fiscal y los partidos que pretenden moderar sus leyes carcelarias y de beneficios a los criminales en el marco de la paz total, también puede ser otro de esos resultados colaterales que lleguen tras la visita.

El peso de distanciarse de los autócratas y demostrar que una izquierda democrática y moderna, es posible, recae directamente sobre Petro. Él lo sabe y estas giras internacionales se lo recuerdan.

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