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Juan Pablo Remolina
Jueves 30 de diciembre de 2021 - 12:00 PM

Aprendizajes y paradojas del 2021

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Generalmente andamos en “piloto automático” en múltiples ocupaciones y poco tiempo nos damos para la reflexión y el aprendizaje. En estas épocas de fiestas y descanso, vale la pena aprovechar para hacer el balance del año, mirarnos al espejo y fortalecer las capacidades para enfrentar el 2022. En este sentido, destaco tres hechos del 2021.

Primero, el proceso de vacunación contra la COVID-19. Luego de tanta angustia, miedo e incertidumbre, la ciencia nos sorprendió con el desarrollo de la principal herramienta para contener la pandemia, y su aplicación ya les ha llegado a 28 millones de colombianos, quienes han adquirido el esquema completo. Esto nos ha permitido rencontrarnos y retomar las actividades económicas, sociales y culturales con más tranquilidad. Sin embargo, pese a los cerca de 5,5 millones de muertes por la COVID-19 en el mundo, no deja de sorprender la reticencia y la desinformación que genera la vacuna.

Segundo, el paro nacional. Aunque pensábamos que habíamos vivido lo peor producto de la pandemia, llegó el paro y la violencia. Pese al legítimo malestar de la población ante la propuesta de reforma tributaria, los bloqueos, la intimidación de los manifestantes, el abuso de la autoridad y el aumento de contagios y muertes por la COVID-19, dejaron una sociedad con rabia y polarizada.

Tercero, la resiliencia y solidaridad de las empresas de todos los tamaños. Aunque muchas tuvieron que cerrar sus negocios, despedir personal o “verse a gatas” para cumplir con sus obligaciones, es admirable su capacidad de superar circunstancias adversas. Adicionalmente, asumieron una mayor carga tributaria y acordaron el mayor aumento que ha tenido el salario mínimo. Gracias a su buen desempeño, se han recuperado cerca del 90% de los empleos perdidos y Colombia cerraría el año con un crecimiento económico que bordea los dos dígitos.

No obstante, inquieta que ese esfuerzo no tenga el suficiente reconocimiento y valoración por parte de la población y particularmente del sector público ante tantas dudas sobre el manejo de los recursos. Las deficiencias en los procesos de contratación (ejemplo, Centros Poblados), de asignación de las ayudas institucionales, de elección de los contralores territoriales y de distribución del presupuesto público a favor de mayor burocracia, dejan mucho que desear.

El 2022 debe ser la oportunidad para seguir apostándole a la ciencia y la educación, resolver las tensiones sociales a través de los canales democráticos y valorar más la labor de las empresas.

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