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Juan Pablo Remolina
Jueves 20 de febrero de 2020 - 12:00 PM

El gobierno emprendedor

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Los libros clásicos son aquellos que “nunca terminan de decir lo que tienen que decir” (Italo Calvino). Son libros que no pasan de moda. En un contexto en el que los nuevos mandatarios inician sus labores, vale la pena recordar un clásico de la administración pública: “La reinvención del gobierno: cómo el espíritu emprendedor está transformando al sector público”. Este libro, de Osborne y Gaebler, fue publicado en 1992 y se convirtió en un “bestseller”, algo raro para un libro sobre gerencia pública. Según Clinton, es una obra que “todo gobernante electo debe leer”.

Los autores relatan que en ese entonces el 75% de los estadounidenses desconfiaban del gobierno, el déficit era multibillonario y los impuestos llegaron a un tope producto de múltiples protestas, lo que dejaba maniatados a los gobernantes. No en vano, la portada de la revista Times en 1982 se tituló “¿El gobierno ha muerto?”. Ante esta situación, Orborne y Gaebler parten de una premisa: “el fracaso del gobierno no está en los fines, sino en los medios. El debate político se ha centrado entre más o menos Estado, cuando lo que se requiere es un mejor Estado, para ser precisos, una mejor gobernanza”.

Por consiguiente, es necesario trasformar un gobierno burocrático en un gobierno emprendedor, es decir, en aquel que usa los recursos para aumentar su productividad. Luego de haber analizado casos de éxito, los autores identificaron un patrón consistente en la implementación de los siguientes 10 principios: 1) Gobierno catalizador al generar sinergias con los sectores privado y social; 2) Apertura a la competencia. Lo importante no es la distinción entre lo público y lo privado, sino entre monopolio y competencia; 3) El foco es la misionalidad en lugar de la normatividad; 4) Empoderamiento de la comunidad en lugar de la burocracia; 5) Orientación a resultados medibles; 6) Atención a las necesidades del ciudadano; 7) Incentivos a la generación de recursos y no sólo gastos; 8) Prevenir en lugar de curar. Tratar las causas, no los síntomas; 9) Fortalecimiento de la descentralización y participación. La innovación raramente proviente de la cabeza; y 10) Generador de mercados e incentivos, en lugar de controlar directamente la producción de bienes y servicios públicos. 10 principios que siguen más vigentes que nunca.

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