Dentro de la agenda de Santander con el nuevo gobierno nacional es indispensable incluir el fortalecimiento del comercio con Venezuela. Es un despropósito no contar con relaciones comerciales y diplomáticas con el país que compartimos la mayor frontera: 2.219 kilómetros. Adicionalmente, hay 2,2 millones de migrantes venezolanos en Colombia y se estima que más de 3 millones de colombianos viven en Venezuela. En el 2008, Colombia llegó a exportar al vecino país más de $6 billones de dólares e importar bienes por $1,1 billones. Sin embargo, para el 2021 las exportaciones apenas llegaron a 331 millones de dólares y las importaciones a 62 millones.
El deterioro de estas relaciones ha impactado negativamente al oriente colombiano y a Santander. El año pasado el departamento tan solo exportó $5 millones de dólares a Venezuela, mientras que en 2008 se llegó a $330 millones. En los departamentos fronterizos la ilegalidad se convirtió en la norma, generando el terreno propicio para la extorsión, el lavado de activos y la trata de personas, entre otros delitos.
Hoy el panorama muestra un cambio significativo. Sumado a la nueva realidad política, luego de un profundo deterioro del crecimiento económico de Venezuela, se evidencia una recuperación de su producción, un aumento de sus exportaciones de petróleo, apertura a mercados, eliminación de controles de precios y un fuerte proceso de dolarización, según la Cámara Colombo Venezolana. Lo peor que nos podría pasar a los santandereanos, es que, a los costos ya asumidos, se le adicione el hecho de ver pasar esta gran oportunidad. Un experto en el tema decía que “Santander se empina y ve a Venezuela”.
De ahí la necesidad de restablecer los lazos con el vecino país, garantizar la seguridad jurídica, facilitar el flujo de transacciones y fortalecer la infraestructura aduanera y de transporte. Pues por más cerca que estemos, pareciera que tuviéramos un abismo en la mitad debido al mal estado de nuestras vías. Hay que fortalecer el corredor vial Barrancabermeja-Bucaramanga-Cúcuta mediante la terminación de la vía Bucaramanga-Pamplona y de la adición del 20% de la Concesión Ruta del Cacao para ampliar varios de los tramos a doble calzada.
Mientras que los otros departamentos se preparan para sacar el mayor provecho del mercado venezolano, pareciera que acá seguimos mirándonos al ombligo y añorando el pasado. Debemos dejar de pensar en intereses particulares y unirnos en torno a proyectos viables de la mano con Norte de Santander. Solo lograremos avanzar si todos empujamos para el mismo lado.