Publicidad

Juan Pablo Remolina
Jueves 31 de marzo de 2022 - 12:00 PM

La estupidez de la guerra

Compartir
Imprimir
Comentarios

Compartir

Era incrédulo acerca de una posible invasión de Rusia a Ucrania. Me costaba creer que la humanidad volvería a los estragos de las guerras entre Estados del siglo XX, y más después de un episodio tan dramático como lo fue la pandemia. ¿Acaso los cerca de 70 millones de muertos durante las dos guerras mundiales no nos dejaron suficientes lecciones? ¿No bastó con que casi la mitad de la población mundial estuviera confinada y que más de 6 millones de personas hayan muerto de covid?

Tristemente, la realidad es que no. Y ante los ojos del mundo, Rusia sigue bombardeando a Ucrania. Desde el 24 de febrero, Putin ha lanzado más de 1.100 misiles contra los ucranianos dejando un panorama devastador y que solo deja pérdidas para el mundo. Los bombardeos incluyen viviendas, colegios y hospitales. Uno de los ataques más brutales fue al Hospital Materno en la ciudad de Mariúpol. Las cifras conservadoras evidencian que del lado ruso ya suman por lo menos 3.000 fallecidos, y del lado ucraniano 3.200 personas, de las cuales, más de 100 son niños. Según las Naciones Unidas, 10 millones de ucranianos han abandonado el país en tan solo unas semanas.

Rusia y el resto del mundo también se han visto gravemente afectados. Las sanciones económicas como la exclusión de los bancos rusos del sistema financiero, el congelamiento de activos del banco central y la salida de más de 300 multinacionales del país, tienen asfixiados a los soviéticos. Como dice el historiador Yuval Noah Harari, Rusia es “una estación de gasolina con armas nucleares” que queda aún más aislada. Y mientras tanto, el mundo con los precios del petróleo, del gas y de los insumos agrícolas por las nubes, lo que se ve reflejado en un aumento de la inflación y en la pérdida del poder adquisitivo, particularmente de los más vulnerables.

Si bien hay evidencia de que la humanidad ha mostrado avances significativos en el tiempo, por ejemplo, con mejoras sustanciales en alfabetismo y expectativa de vida, en lo institucional nos hemos rezagado en las últimas décadas especialmente a nivel multilateral. Una organización como las Naciones Unidades es prácticamente invisible. Es lamentable que la guerra y las ambiciones personales nos distraigan de grandes desafíos como el cambio climático, la pobreza o el manejo de la inteligencia artificial. Ojalá esta situación global nos deje suficientes aprendizajes en el ámbito local.

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad