La historia demuestra que las naciones y regiones que han experimentado un desarrollo significativo han sido aquellas en las que el sector público y el empresarial se han unido y compartido responsabilidades y objetivos.
Juan Pablo Remolina
¿Unificando el lenguaje?
El pasado jueves se realizó el lanzamiento del Informe Nacional de Competitividad 2022 - 2023, elaborado por el Consejo Privado de Competitividad, CPC. Desde hace 15 años se publica este informe anualmente, el cual presenta una visión rigurosa e integral sobre el país. El evento tuvo algunos cambios. Se llevó a cabo en la universidad EAN, en lugar del Club El Nogal, y por primera vez el Presidente no asistió. En su reemplazo intervino César Ferrari, líder del Sistema Nacional de Competitividad e Innovación, y Jorge Iván González, director del Departamento Nacional de Planeación, DNP.
La presentación magistral estuvo a cargo de Ana Fernanda Maiguashca, presidente del CPC, quien hizo énfasis en el gran desafío que tienen las empresas para crecer en Colombia. El 96% son microempresas, de las cuales 85% son informales, es decir, que no tienen la capacidad de cumplir con requisitos legales como son el registro, el pago de prestaciones a empleados o de impuestos. Por ejemplo, el porcentaje de micronegocios que lleva estados financiaron no supera el 2,2%. Y a mayor informalidad, mayor pobreza. De ahí la necesidad de centrar el debate en el aumento de la productividad, que en promedio ha sido negativa en los últimos 30 años.
Ante este diagnóstico, Ferrari señaló que sí es posible ser más competitivos como fue el caso de Corea del Sur, para lo cual sugiere aumentar el nivel de tributación, entre otros aspectos. El director del DNP fue vehemente al proponerle al sector privado unificar el lenguaje y reconocer que el Estado en Colombia es “pírrico”, excesivamente pequeño; y que el manejo de las regalías ha sido una “piñata”. María Fernanda Valdés, la viceministra de Desarrollo Empresarial, resaltó que se deben enfocar esfuerzos en la “economía popular”.
Sin duda visiones sobre las cuales no necesariamente había un consenso en el auditorio. Algunos podrán decir que el debate sobre el tamaño del Estado es anacrónico. No es cuestión de más o menos Estado, sino de un mejor Estado y políticas públicas pertinentes y eficientes. Sobre la piñata de las regalías, se podría decir lo mismo sobre las otras fuentes de financiación (presupuesto general de la nación, recursos propios, etc.). Hay que superar la obsesión por el ingreso y enfocarse en el gasto y los resultados. Sobre el concepto de economía popular, vale la pena conocer más detalles sobre su definición. En fin, un debate entre diferentes actores que debe continuar y permitir establecer un propósito y una agenda común de trabajo.