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Juliana Martínez
Miércoles 03 de marzo de 2021 - 12:00 PM

En plural

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El 8 de marzo es de gran importancia en la lucha por la equidad, y hay dos aspectos clave para tener en cuenta:

Primero, la fecha conmemora “El día de la mujer trabajadora” y ese “trabajadora”, que es la parte más importante, casi siempre se nos pierde entre tanto peluche y tanta flor (https://www.vanguardia.com/opinion/columnistas/juliana-martinez/de-los-peluches-a-la-accion-FJ2092766).

Segundo, es fundamental recordar que “la mujer” no existe, existimos las mujeres.

El plural no es un capricho lingüístico. Es esencial para visibilizar el hecho de que existen mujeres racializadas, en situación de pobreza, con discapacidad, mujeres rurales, lesbianas, trans, migrantes, y mujeres que experimentan el peso simultáneo y acumulativo de todas o muchas de estas formas de opresión a la vez. Por ejemplo, mujeres trans racializadas en situación de pobreza.

Es decir, el plural implica reconocer e intentar remediar las jerarquías dentro de los grupos históricamente marginalizados.

Por eso, no es posible conmemorar el 8 de marzo sin afrontar el hecho que históricamente, y aún hoy en día, la domesticidad, el desarrollo profesional y el mandato de pureza sexual de las mujeres blanco-mestizas de clase media-alta han sido conseguidos a través de la explotación laboral y sexual de las mujeres racializadas (negras e indígenas) y/o en situación de pobreza.

Tampoco es posible conmemorar el 8 de marzo sin reconocer y luchar por erradicar la transfobia de un creciente sector del feminismo que, reproduciendo lógicas patriarcales de esencialismo biológico y exclusión, niega la identidad y los derechos de las mujeres trans.

Es decir, celebrar el 8 de marzo sin tener un compromiso anti-racista, y sin luchar contra el clasismo, la homofobia, el capacitismo, y la transfobia no es más que un gesto vacío.

La igualdad de género no puede existir mientras no reconozcamos y luchemos por combatir las jerarquías que nos separan y de las cuales muchas veces somos cómplices.

Celebremos este 8 de marzo en plural. Luchemos por un mundo donde todas las mujeres, realmente todas, podamos ejercer y disfrutar de la autonomía de nuestros cuerpos, contar con igualdad de oportunidades para construir nuestros sueños, y vivir, por fin, libres de violencia y discriminación.

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