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Juliana Martínez
Jueves 13 de diciembre de 2018 - 12:00 PM

Navidad sin estereotipos

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Las fiestas navideñas son una de las mejores épocas del año; un tiempo para trabajar menos y compartir más con nuestros familiares y amigos. Sin embargo, con frecuencia, volver a casa es también regresar a espacios donde los roles de género se reproducen y afianzan con más fuerza sin que nos demos cuenta.

Por eso, hago una invitación para que, siguiendo algunas de estas recomendaciones, tengamos una Navidad más equitativa y feliz:

Al comprar los regalos pensemos más en los gustos y menos en el género de la persona. Dejemos que los niños y niñas exploren sus intereses y desarrollen sus habilidades libremente. Dejemos que sus sueños, no nuestros prejuicios, señalen el camino de sus juegos y sus metas.

Seamos conscientes de cómo los estereotipos de género influyen nuestros comentarios y conversaciones y esforcémonos por cambiar: dejemos de felicitar a las niñas por lo “bonitas” que están mientras les decimos “campeón” a los niños y les preguntamos cómo les va en el colegio; evitemos hacer comentarios sobre el peso y la apariencia de nuestras familiares mujeres mientras le preguntamos a nuestros amigos hombres por su trabajo y negocios; y dejemos de preguntarle a la sobrina casada que cuándo va a tener hijos, mientras felicitamos al primo treintañero por “no dejarse amarrar” y seguir disfrutando de su soltería.

Fijémonos en la división de género que subyace al (mucho) trabajo que implican las fiestas. No existe ningún gen que otorgue a las mujeres la capacidad innata de saber qué regalarles a los 23 sobrinos. Tener un útero tampoco hace nadie más hábil empacando regalos, haciendo natilla, lavando platos, ni empiyamando niños. Preguntémonos ¿qué podemos hacer para que la distribución de estas labores sea más equitativa?

Finalmente, evitemos los chistes que reproducen estereotipos de género, raza, clase y orientación sexual e identidad de género entre otros. Usar la risa como pretexto para humillar y denigrar a los demás (sobre todo cuando se trata de personas que pertenecen a poblaciones históricamente marginalizadas) no es humor, es violencia.

¡En esta Navidad bridemos por, y trabajemos para construir, unas fiestas y una sociedad libres de estereotipos!

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