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Juliana Martínez
Miércoles 04 de septiembre de 2019 - 12:00 PM

Si, no cuando

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“Cuando seas mamá” es una frase tan cotidiana en la vida de las niñas (y mujeres) que casi nunca nos damos cuenta de que la estamos escuchando o diciendo.

Además, esta frase suele venir acompañada de una letanía de sacrificios y sufrimientos asociados a la maternidad: angustias y sobresaltos constantes, desvelos, días sin dormir, preocupaciones económicas, horarios imposibles llenos de un sinfín de horas laborales, citas con el dentista, reuniones de padres de familia (a las que en su mayoría solo van las madres), mercado por hacer, comidas que preparar, platos por lavar, fiestas de cumpleaños que organizar, tareas que revisar, y un larguísimo etcétera.

Aquí hay dos presupuestos muy problemáticos: primero, que todas las niñas serán madres y, segundo, que maternidad es sinónimo de cuasi-martirio.

Estos dos presupuestos están en la base de una cultura patriarcal que ata a la mujer al mandato social (no natural) de la reproducción, y naturaliza, glorifica y se beneficia de su sacrificio.

Pero ni todas las mujeres tienen que ser madres, ni las madres tienen que ser mártires de sus maridos e hijos.

Además, esta lógica nos lleva a una constante doble moral: por ejemplo, juzgamos a las madres adolescentes, pero negamos educación sexual en los colegios, dificultamos el acceso a los anticonceptivos, satanizamos la interrupción voluntaria del embarazo, y constantemente mandamos el mensaje de que las mujeres sin hijos son mujeres defectuosas, incompletas o inmorales.

Es decir que, o “no consiguieron un marido” para tener una familia (presumiblemente por “sus” fallas físicas o de carácter); o son demasiado egoístas, ambiciosas o promiscuas para tener una.

La forma en la que decimos las cosas importa. Cambiar el “cuando” por un “si” puede tener un efecto poderoso en muchas niñas. Decir “si decides ser mamá” en vez de “cuando seas mamá” es un primer paso para presentar la maternidad como una opción de vida (como ser doctora, bailarina o ingeniera), y no como el resultado inevitable y necesario de haber nacido mujer.

La maternidad es una opción, no un destino biológico, y ya es hora de que deje de ser una imposición social.

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