jueves 14 de julio de 2022 - 12:00 AM

Juliana Martínez

¿Un beso homosexualizador?

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Columna de
Juliana Martínez

En esta columna voy a hablar de los dos segundos más comentados del entretenimiento en el último mes: el (brevísimo) beso entre dos mujeres en la nueva película de Pixar, Buzz Lightyear.

La pequeña escena ha causado grandes debates, llevando incluso a su prohibición en 14 países. Aunque la mayoría de la recepción ha sido positiva, gran parte del rechazo se debe a desinformación sobre cómo funciona la orientación sexual y a prejuicios sobre las personas LGB.

Entre esta desinformación hay dos ideas equivocadas principales: Primero, que las manifestaciones de afecto entre personas LGB son “mal ejemplo”, lo cual implica que asumimos que la orientación sexual puede “aprenderse”. Y, segundo, pensamos que ser homosexual es malo.

Esto es falso:

La orientación sexual es natural, ninguna orientación sexual es moral ni psicológicamente superior a otra, y no puede cambiarse.

Todas las personas tenemos una orientación sexual (heterosexual, homosexual, bisexual, etc). La OMS retiró a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales hace más de 30 años (1990), y el ser heterosexual u homosexual no determina la moralidad de nadie. Eso lo determinan nuestros valores y, sobre todo, nuestro comportamiento: hay personas irresponsables, violentas, abusivas y corruptas de todas las orientaciones sexuales.

Además, la orientación sexual no puede cambiarse, lo cual significa que tampoco puede “imponerse”, aprenderse ni “contagiarse”.

Ver un beso de dos segundos entre dos mujeres no va a “volver” a nadie homosexual. Piénselo, si eso fuera así, no existirían personas LGB. La inmensa mayoría de personas LGB crece sin ver jamás una manifestación de afecto entre personas del mismo sexo y no por eso dejan de sentir lo que sienten.

Lo que sí hace este beso es reconocer que las personas homosexuales existen, y que, como cualquier otra persona, también se enamoran y conforman familias basadas en relaciones de amor, respeto y cuidado.

No nos dejemos confundir por pánicos morales. El beso de Buzz Lightyear no va a cambiar la orientación sexual de nadie, pero, quizás, sí pueda contribuir a un cambio mucho más importante y positivo: hacernos una sociedad cada vez más incluyente y humana.

Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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