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Libardo León Guarín
Lunes 18 de enero de 2021 - 12:00 PM

Agonía de las culturas

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Cuántos imperios cayeron; o para decirlo mejor se agotaron culturalmente, fueron hasta donde sus cosmovisiones, valores, normas –usos, costumbres y hábitos-, contruidos socialmente y no por designios divinos, se lo permitieron. Tuvimos la oportunidad de conocer, gracias a historiadores y a sus parientes arqueólogos esa curva ascenso-descenso; y ahora ver las patas cojas de “la democracia más estable del mundo”, que para periodistas de “chiva” era “el faro que iluminaba el futuro de la humanidad”. Cuánto esplendor, cuánta arrogancia, cuánta dominación utilitaria, cuántos atropellos para llegar a lo mismo.

Desde imponer gobiernos para su servicio sin que nadie, salvo el poder militar y económico construído a costa de, los autorizara, utilizando por argumento y mampara algo tan etéreo y difuso como la “comunidad internacional”; llegaron hasta imponer “presidentes interinos” –Bolivia, Venezuela- para no hablar de numerosos golpes de estado y dictadores impuestos en nombre de la democracia, sin licencia para hacer de ángeles guardianes ni policías del mundo, en repúblicas bananeras a las cuales ahora tanto se están pareciendo, por paradoja y venganza del destino; pero vaya Ud., testigo afortunado de estos tiempos, por Asia y África para ver lo mismo; lo mismo de todos los imperios, sin amigos pero con intereses, hasta cuando sus propios errores y alcances culturales entraron en crisis.

Lo dicho perece no entenderlo el gobierno colombiano; reducen lo acontecido a un episodio para guion de película Netflix, acostumbrándonos al aquí no pasa nada. Por eso Pacho Santos sigue en la embajada y el presidente Duque de “correveidile” con el gobierno saliente, ahora se arropa con la pandemia; tanta rodilla les salió por la culata; y sin que estemos imaginando que el nuevo gobierno deje de ser imperial, pues lo será mientras su cultura entre en agonía; imperios eternos no existen. Poco le sirvió a Hamilton inventarse un colegio electoral para que no fuera el populacho el elector directo; por las grietas del sistema se les coló el Sr. Trump.

Adenda. A las familias Galvis Ramírez y Galvis Blanco, a sus allegados, a Vanguardia toda, mis sentimientos de solidaridad y compañía.

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