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Libardo León Guarín
Lunes 18 de julio de 2022 - 12:00 PM

Así cómo carajos

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Los episodios de la vida social, cualquiera que sean, se convierten para el sociólogo, en laboratorio natural de observación, pues tratándose de relaciones (sociales) entre humanos, por razones éticas o de logística no le es dado provocarlos ni “fabicarlos” con fines de observación –una riña, una guerra, un proceso político, una corriente suicida-. Así, un proceso electoral se convierte en oportunidad bienvenida para ver de cerca rasgos de la sociedad donde se está dando, análisis incluido para no quedarnos en la anécdota.

Estas aclaraciones teóricas tediosas en un escrito periodístico que hoy es y mañana está en la cesta de la basura, las traigo para no caer en la opinión voluntariosa y porque sí, sino buscando soportes científicos en las ciencias sociales que harto tienen por decirnos, más allá del capricho. Tomemos el proceso político que se viene dando en Colombia, con cambio de modelo de Estado y de gobierno; pues sin verecundia ni sonrojo alguno, ni principios ideológicos presentes, en menos de un mes con raras excepciones, todos a una como en “Fuente ovejuna” se vienen colinchando en el tren de la victoria porque lo importante no son los principios de la agrupación política a la cual decían pertenecer, si es que tienen principios, sino “aquí cómo voy yo”. ¡Qué vergüenza! Acomodándose y bienvenida la Unidad Nacional pegada con babas, un pretexto que ya lo usó Ospina Pérez cuando mataron a Gaitán (1.948) mientras se apagaba el incendio.

Se espera que con tanto aparecido, que hace solo un mes atacaban con todo al Pacto Histórico, no se tuerza el camino trazado hacia un modelo de sociedad nuevo para nosotros, buscando apoyos en el Congreso. “Si el cambio no es cultural no es cambio” dice Patricia Ariza, superviviente del genocidio de la UP, cuando les dijeron, como en el Proceso de Paz, que era por la vía electoral como debían luchar por el cambio social, necesario y urgente entonces y ahora; en ambos casos pareciera que se trataba de tenerlos más cerca para eliminarlos. Cierto Patricia: el cambio para que sea estructural debe modificar la cultura, entendiéndola no en el sentido banal del arte, sino en el sociológico de afectar ideologías y valores de donde se derivan usos, costumbres y hábitos. Si no es así, ¡Cómo carajos se cambia este país en ruinas!

lileguar@gmail.com

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