Así llamaba el poeta cubano Nicolás Guillén, diferente del español también poeta de la generación del 27 Jorge Guillén, a gobiernos que se gastaban tiempo valioso cuadrando nombramientos para sostenerse, mientras los problemas atinentes a la dirección del país pasaban por entre sus piernas. En esas estamos: distraídos en cuáles serán los candidatos para tal Corte, para la Procuraduría, para la Defensoría, para reemplazar a Sr. Uribe, regresando, si es que alguna vez nos fuimos, al más puro clientelismo, a la mermelada, a las cuotas. Viendo este panorama recordé un “graffiti” en paredes de la UIS que decía: “la inteligencia me persigue pero yo soy más veloz” ¿Será eso lo que nos sucede a los colombianos?
La anormalidad producida por la pandemia se está volviendo normal; los más optimistas pronostican que debemos seguir en estado de asepsia usando tapabocas, lavándonos las manos y guardando la distancia física por un año más. Mientras tanto el difícil reto de equilibrar economía con cuarentenas, las quiebras, los que ya están hablando solos en el aislamiento, el “gallo” de la educación virtual, los precios subiendo, la corrupción en Lamborghini, ñoños y ñeñes olvidados, la pobreza una bendición divina y los mismos con las mismas, diciendo que todo tiene que seguir lo mismo para su beneficio y membresías.
Sin catastrofismos y para que el “poscovi” no nos sorprenda con los pantalones abajo como el Covid, ya se deberían estar diseñando en serio, sin demoras con el quita y pon, políticas, planes y programas más allá de los mercaditos, la caridad internacional, las oraciones y la resignación, porque el mundo y Colombia en particular no van a ser los mismos; pero aquí es más importante el “lovy”. La resaca trágica de otra pandemia tan o más agresiva, recordada hoy solo por algunos ancianos centenarios que superviven y por víctimas de las dos grandes guerras y de guerras locales, no parece haber sido recogida como experiencia para futuros; cuesta entonces trabajo creer que todo “... era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra:”
Miscelánea.- Recomendación para lectores en cuarentena; releer “Pa que se acabe la vaina” de William Ospina. Y otra: revisar el consumo de gas pagado en el mes de Mayo a Gasoriente-Vanti. ¿Cobraron doble Abril?