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Libardo León Guarín
Martes 06 de noviembre de 2018 - 12:00 PM

En blanco y negro

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Aún hay personas opinando que hablar de derechas e izquierdas es una entelequia, aunque formen parte del lenguaje político desde la Revolución Francesa (1789); o negando clases sociales opuestas, altas y bajas, tema hoy proscrito, más pensando con el deseo porque preferirían un mundo plano, sin contradicciones. A continuación exigen energía y actitudes positivas, proactivas y siempre felices comiendo perdices. Pues el mundo no es así: es antitético, en blanco y negro, es conflicto y solución, contradicciones, es en positivo y negativo, revolución y paz, conformidad y descontento. No han faltado intentos por crear medios con noticias solo positivas, negando así el 50% de la realidad.

Como herramienta de manejo lo suelen utilizar en las empresas, buscando trabajadores obsecuentes, dóciles, aceptadores de todo, incluídas violaciones a derechos laborales, mediando cursos obligatorios de “capacitación laboral”; para que, como le decía una patrona a su empleada del servicio negándole lo de ley, “de gracias a Dios que tiene trabajo”. Pues por ese mismo camino hoy, al saludo “¿Cómo estás?” responden “divinamente” o “súper bien” cuando se sabe que no tienen para el bus, de no ser que la respuesta interior sea “¿Y a Ud. qué le importa?”. Es esconderse diciéndose mentiras, no reconocer la realidad como es para enfrentarla y llegar a soluciones; la vida como la naturaleza son dialécticas, lucha de contrarios sin paraísos acabados.

Cómo invitar a ser solo positivos ante eventos como, otra vez reforma tributaria sin asimilar la de 2016 y sin mano dura, ahí sí con energía positiva, a la evasión de los que tienen porque los que no tienen qué evaden, a la corrupción ($$$) pagada por todos, al contrabando a la vista; en otros campos a la administración de justicia hecha añicos, a las calles invadidas por hambrientos, a la educación pública desfinanciada; y en lo internacional a ser acríticos con la instigación a la guerra con Venezuela o a la llegada de Bolsonaro en nombre del militarismo, el capitalismo salvaje, el fanatismo religioso populista basado en la ignorancia que produce dependencia y de discriminaciones de todos los colores. Pedirnos mantener energía positiva, sonrisas y abrazos, ser proactivos siempre es cosa de tontos, charlatanes y culebreros, pero no de usuarios de la razón; es para eso que la tenemos.

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