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Libardo León Guarín
Lunes 21 de marzo de 2022 - 12:00 PM

En cuerpo ajeno

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Y ver colombianos felices porque este país “soberano”, sin que nadie expresamente lo pidiera, de no ser el gobierno del presidente Duque en sus constantes visitas a los EEUU, ya es “aliado extra” de la OTAN-USA; a renglón seguido, envían una “ayuda” en US$ para la defensa de los derechos humanos (!!!) y otros menesteres de país pordiosero. Son los mismos criollos que a comienzos del siglo XIX seguían vibrando por el rey sin viveza, porque los movimientos políticos independentistas se les venían encima. ¿Desaparece el concepto de soberanía para privilegiar el de imperio, más hoy cuando el mundo es mucho más pañuelo que en el siglo XVI?

Es muy probable que no se dimensione en Colombia esta decisión en el tamaño que tiene; también en cuerpo ajeno las guerras son abominables pero definen intereses y zonas de influencia válidas para “los grandes”; quedan con los muertos y el arrasamiento macabro, aunque después vengan los planes Marshall para que quede todo bonito, borrado la memoria... y aquí no ha pasado nada; y cuenta nueva. A Ukraína le correspondió ahora ser sede del juego de tronos, que durante la Guerra fría se veía como controversia entre sistemas sociales y hoy como definición de fronteras geopolíticamente estratégicas desde lo económico. El presidente Zelenski, conocedor de teatros y risas, poco cuenta; su presencia emociona en los grandes escenarios, arranca abrumadores aplausos. Se parece al Negus Haile Salasie, heredero del rey Salomón, rey de reyes etíope, aislado en Londres, pronunciando también emotivos discursos en escenarios internacionales, ante la invasión de su país por la Italia fascista.

En casos como el que nos ocupa, se aprecian lamentables carencias en la educación ofrecida a los colombianos. Aún egresados de universidades, confunden socialismo con comunismo o reducen el conflicto ucraniano a un esquema de buenos y malos, cuya continuidad o solución dependería de dos personas; que Rusia promueve el comunismo ateo como predicaban hace 70 años, obligándonos a rezar, cuando este país de países ya no es lo uno ni lo otro; el bando contrario –los buenos- promueve ser defensor eterno de la democracia... Ignorancia de las dos. Con semejantes atascos mentales, es posible que ni nos demos cuenta del peligroso “homenaje” que nos han hecho, reafirmándonos, en cuerpo ajeno, como punta de lanza de intereses impropios.

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