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Libardo León Guarín
Lunes 16 de agosto de 2021 - 12:00 PM

Entre cima y sima

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Nada halagador se presenta el futuro para el planeta tierra y para los seres vivos que lo habitan; los deterioros ocasionados ante todo por el hombre parecen decir que llegamos al retorno, y si de culpables más y menos se trata, el capitalismo salvaje, arrasador, estaría en primer lugar. En dos siglos logró afectar, con la idea de “progreso”, mucho más que lo devastado hasta entonces: aire y aguas, fauna y flora, creó ciudades hoy hechas unos estercoleros y permeó la democracia como doctrina favorable a la intervención del pueblo en el gobierno de sus sociedades de tal manera, que terminaron siendo los intereses particulares determinadores del futuro de todos. La historia entendida como sima-cima-sima, registra la decadencia de civilizaciones esplendorosas desde lo material –Egipto, Roma, Mayas y Aztecas, Incas, orientales a granel-, que sucumbieron hasta desaparecer. ¿Estamos acaso acercándonos a un colapso similar?

En las ciudades se prefirió crecimiento a desarrollo; hoy sus partes “bonitas” para turistas, -solo los sociólogos hacen turismo para ver pobreza-, son muy pocas, generalmente cerradas por seguridad (“ghettos”), aledañas a extensas zonas deterioradas, rodeadas de espacios plagados de indignidades y carencias sociales; ciudades sobredimensionadas con administraciones municipales inferiores a los problemas sociales y físicos de diferentes tamaños que se acumulan; es el caso de Bucaramanga con las basuras que genera, el despelote en el espacio público, la movilidad y el desempleo.

Pero tampoco estamos en la cima aplicando realmente la teoría de la democracia, reducida hoy a cacarearla en tiempos electorales y hay qué ver cómo se ganan y se pierden la elecciones en Colombia: es imposible creer que la democracia prospere en sociedades escindidas tan verticalmente por calidades de vida, patología hacia donde debe mirar el ejercicio democrático. Sin embrago el llamado en serio, sin retórica, para hacer ciudades viables y democracias verdaderas aunque tardío, delata la existencia aún de optimistas sobre el futuro. Amanecerá y veremos; que no suceda lo que al pobre ciego: que amaneció y no vio nada.

Adenda.- “La política de paz, seguridad y defensa del Estado colombiano posterior a la Constitución de 1991” (2021, 328 pgs.) de Alejo Vargas Velásquez, vicedecano de investigación y extensión (Fac. de Derecho, Universidad Nacional), es una publicación con reflexión y recuento bienvenidos acerca de la política pública de paz en los últimos gobiernos colombianos.

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