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Libardo León Guarín
Lunes 13 de septiembre de 2021 - 12:00 PM

La Mesa coja

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O lunanca como los caballos rengos, desequilibrados, que no funcionan a cabalidad para lo que son. Pero me refiero no a la del comedor o la de juntas, sino a la Mesa de los Santos (¿de Tocaregua?), un microclima paradisíaco a una hora de Bucaramanga, la misma que los defensores del “progreso” quieren convertir en apéndice citadino, cuando el modelo “civilizado y moderno” de esta ya dio lo que tenía que dar, agotado por desbordamiento, a tal punto que para administrarla y hacerla vivible no se avizoran titanes capaces de enderezarla, aún en las no tan sobredimensionadas como Bucaramanga, donde los problemas sociales, ambientales, físicos, de ocupación del espacio y de movilidad, parecen no tener retorno, como lo están afirmando los no negacionistas, para quienes estamos a escaso medio siglo de llegar a ese punto.

Tomo la Mesa de los Santos, punto de referencia para sinnúmero de casos donde se está haciendo lo mismo, igual que se tomó a Macondo para ver lo local desde lo universal y no lo provinciano desde la provincia; viajar Bogotá-Leticia es poder ver desde el aire columnas de humo dentro del paisaje de “progreso”; igual se pensaba del futuro ilimitado en el siglo XIX; finqueros santandereanos desplazados –otro problema no menor- decían a los Nukak hace 40 años, mientras invadían sus territorios y culturas ancestrales: ¡Aquí tierra es lo que hay! ¿Cuál es el problema? Hablemos del Bolsonaro de visión trasnochada, también haciéndose “el pingo” en la destrucción de la Amazonía. ¿Y el sacrificio de tantos Chico Mendes para nada?

En la Mesa de los Santos se ve el futuro rengo, cojeando, desequilibrado; parcelaciones, talas en tierras áridas de aguas escasas, relleno de humedales, $20.000 millones en un acueducto sin funcionar, a la par con una cultura reciente y floreciente que algunos temerosos llaman “traqueta”; mansiones ostentosas ajenas al paisaje, rumbas de toda la noche, parlantes a todo volumen para que las sufra el vecindario impotente, aspirando a una parcela refugio de paz, tranquilidad y sosiego, huyéndole a la ciudad cárcel y fatiga.

Adenda.- Bell Park, desde Corea comenta reciente visita del Presidente Duque: “....Su visita a mi país no atrajo la atención de los medios de comunicación ni del pueblo coreano...; rara vez informaron sobre su llegada, sus actividades en el país, ni sobre cumbres y foros.”

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