Libardo León Guarín
La salud pública
No se trata del teatro del absurdo en que cayó la atención a la salud de los colombianos, desde cuando pasó, hace 40 años, de ser servicio público a negocio privado. Harto sabemos de paseos de la muerte, tutelas y desacatos, del laberinto de las citas, del “esté llamando” sin que contesten, del “vuelva la semana entrante”, de colas y madrugones, del “su seguro no lo cubre” después pagos y copagos cotizando –pagando- para que todo fuera bien cuando los cuidados fuesen requeridos, sin caridades cristianas sino por cumplimiento de un contrato firmado. Ni hablaremos del escandaloso precio de los medicamentos, de la ética médica aplicada más allá del negocio, ni del vaya y venga, ni de la arrogancia displicente de funcionarios, desde médicos y paramédicos hasta “ventanilleros”, que nunca diferenciaron entre atender pacientes, seres humanos, y vender morcillas o zapatos.
Hoy trato de poner en evidencia la salud pública tan desatendida por los gobiernos como la privada convertida en una mercancía más. Ya no son los excusados de hoyo, ni las excretas en el solar de la casa, ni las aguas negras por la calle, aunque vaya al sector rural tradicional para ver cómo es eso. Pero seguramente usted acude a sedes de tratamiento y diagnóstico, en espacios que fueron para familias, ahora con las alcobas divididas en cuatro consultorios separados con “draywall”, donde no nos vemos pero nos oímos todo; el comedor es la sala de espera con pacientes por inmunología, tapabocas y expectorando.
Añádale las ventas callejeras de alimentos sin control, el desaseo en los baños públicos, pero pagando, el personal de hospitales y consultorios caminando por calles, buses y almacenes con ropa de trabajo y clínicas con bacterias enquistadas, donde el paciente puede entrar enfermo y salir peor.
Dentro de la salud pública está el suicidio como problema social, creciendo según la OMS: 10,5 personas/día acaban con su vida por mano propia en el mundo, ante todo jóvenes; en Colombia fueron 1.458 entre enero y julio/19, 62 más que en 2018. Si la psicología lo explica por depresiones y la soledad, los sociólogos van más allá señalando causas en la sociedad inmediata: orfandad en la enfermedad desatendida, desempleo, soledad urbana, el sin futuro en sociedades caóticas bombardeadas por el consumismo, desarraigo por desplazamiento violento, los contenidos formativos, consumo de drogas, ... Pero de este problema social hablaremos más adelante.