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Libardo León Guarín
Lunes 09 de diciembre de 2019 - 12:00 PM

Los patios traseros

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Duflo y Banerjee, ganadores del Premio Novel/19 en economía, en su libro “Repensar la pobreza” ya en castellano, dicen no solo que el futuro inmediato de esa rama de las ciencias sociales es la atención a la miseria que crece y crece, sino que para poder verla en su cruda realidad en diferentes partes del mundo tuvieron que ir a los patios traseros de las covachas, tugurios o favelas donde viven los pobres, para verla en su más cruda realidad. El término venía utilizándose por extensión y con sentido de crítica política, para designar a los países subdesarrollados de América Latina, Asia y África satelizados alrededor de los nuevos dueños de tierra y cielos en el bloque occidental, finalizada la II Guerra Mundial.

Las cosas siguen igual desde las funciones de estos países en el conjunto de de las relaciones internacionales: patios traseros para desechos y desperdicios de otros, porque los ocupantes son solo inquilinos que reciben órdenes. Ahí está la nueva canciller colombiana llegando de mandadera con el libreto hecho, para comenzar reuniendo a cancilleres, incluídos “embajadores” del Sr. Guaidó ahora también en el baile de la corrupción; para estudiar posibles aplicaciones del Tratado de Asistencia Recíproca (TIAR), un bozal de guerra ideado por Washington para que, todos a una, “defiendan la democracia”; que no es otra cosa que el ataque a toda iniciativa desviada del destino trazado por ellos para estos países.

Con libretos para patios traseros se intenta distraer el origen de las protestas sociales que no cesan, culpando a Petro, a Maduro, a los terroristas, las redes, al Foro de Sao Paulo; debieran mirar hacia el Consenso de Washington (1.989) liberador de mercados, acicate de una realidad social precaria, creciente y desatendida por décadas, imposible de ocultar; que terminó explotando violentamente con ira, indignación y desconfianza en promesas incumplidas pero desmovilizadoras represadas. También gobiernos de Chile, Francia, Irak, Ecuador... miran para otro lado; y en Bolivia los golpistas racistas igual aplican libretos: culpan a Maduro –con los graves problemas internos que tiene-, sin mirar hacia quienes van detrás de la minería para volver a privatizarla. En Colombia, con tantos problemas sociales urgentes por resolver y las protestas encima, metiéndose el gobierno en asuntos internos de Venezuela, actuando en el sainete del autoproclamado “presidente interino”, por orden del Sr. Pompeo.

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