El debate siempre es bienvenido en tanto el juego de las ideas, expuestas con amplitud y responsabilidad, agita las conciencias,...
Otra vez el tren
En mi escrito anterior para Vanguardia, mencioné algunos temas nacionales recurrentes a los cuales se acude para no sepultarlos definitivamente, pero también para que sirvan de mampara encubridora mientras amaina la borrasca: .... y los ferrocarriles. ¡Vea, pues! Como si fuera premonitorio, voceros del actual gobierno, encargado en buena hora de agitar
problemas añejos para hallarles soluciones, vienen hablando de revivir el tren como medio de transporte público barato, actualizándolo de tal manera que se pueda viajar Buenaventura- Barranquilla.
Para abandonar la vieja red que logró tener servicios como el Expreso del Sol, no faltaron argumentos fáciles como el de echarle el muerto al sindicato y a los indígenas opones . Conocí varios trayectos, el de Bogotá-Neiva o el de Babosa-Bogotá cuyas estaciones, algunas con arquitectura memorable, estaban deteriorándose hasta la ruina total, convertidas en guaridas e invasiones de población desplazada, tipo Café Madrid. Más tarde vi en el Magdalena Medio, que se robaban los rieles para usarlos como postes de potrero; uno de los últimos gerentes de los FFNN era, a su vez, propietario de potentes “mulas” para carga, razón de más para entender que no había interés por mantener un sistema que hoy, actualizado, continúa transportando por toda Europa pasajeros y mercancías.
El deseo del gobierno de revivir el transporte ferroviario, pareciera nutrirse de soñadores de la segunda mitad del siglo XIX; el general Solón Wilches, personaje fuera de su tiempo, supo entender lo que significaba para la modernidad la máquina a vapor y la instrumentación de la
Revolución Industrial, viniendo como veníamos de una ruralidad de siglos; su idea de unir un territorio haciéndose nación, buscando salidas por Maracaibo con carrileras que fueran y vinieran del sur y de la Costa, tiene parecido al pensamiento del actual gobierno. En un período del libre cambio, segunda mitad del siglo XIX, entre bonanzas exportadoras de café, quinas, tabaco y algo del oro cuya producción había bajado. De todo este macro proyecto nos quedó el Ferrocarril de Soto, luego de Wilches: los primeros rieles se fijaron en 1.882, con entrega inconclusa (1.940, 58 años) en el Café Madrid, porque debía terminar en terrenos ocupados hoy por el estadio Alfonso López. La invención del automóvil y del avión lo desplazaron a un tercer plano.
Adenda.- Tema tratado en el libro “Bucaramanga en vísperas de dos siglos”. León Guarín,
Libardo. Contraloría General de la República. 1.980 (pgs.62-76)