Como ocurrió en años anteriores, sin que la administración municipal le diera importancia a la experiencia negativa, en la...
Paisaje cotidiano
Somos animales de costumbres, decía la abuela y dentro de estas la de aprender a convivir con el medio social donde se vive, eso sí, agrego, sin renunciar a la opinión crítica para no convertirnos en rémoras arrastradas por el viento para cualquier lado. Se ven pasar los años y los mismos con las mismas, ya casi sin sorprendernos. Grave paisaje social cotidiano para un país como Colombia donde toda pasa sin que pase nada o muy poco. Y cuando soplan vientos de cambio, viene la arremetida, la defensa del “statu quo” porque también es cierto que es más fácil ejercer el poder dentro del continuismo que dentro del cambio. Preocupa y de qué manera, que habiendo sido siempre los jóvenes los líderes de las avanzadas, con todas las equivocaciones que puedan darse, estén anulándolos distraídos con frivolidades para que miren para otro lado.
Y dentro de este paisaje cotidiano más para mirarlo que para verlo solamente, en estos tiempos de campañas electorales con sabor provinciano acudir a lo que sea para ganar, haciendo el oso o acudiendo a la mentira, son bien vistos; es el caso de de la supuesta incapacidad para gobernar del Presidente en ejercicio, mediando diagnósticos avalados por ignorantes opositores, vueltos trizas cuando con mayor seriedad y menos aspaviento peritos conocedores advirtieron que el síndrome de Asperger, sin ser una enfermedad, ha ido de la mano con genialidades como Beethoven, Bill Gates, Messi, Einstein, directores de cine, actores, políticos y ciudadanos comunes y corrientes. Es lo que se llama salirles el tiro por la culata.
Episodios como este muestran parte de la cotidianidad a la cual estamos acostumbrándonos los colombianos. También los ataques personales desde la agresión física hasta la intromisión en la vida íntima; no hemos podido acostumbrarnos a que las contiendas electorales no son batallas a muerte, ni formas de sacarse clavos, ni oportunidades para hacer lo mío avalando la corrupción. ¿Mucho pedir? ¿Demasiada ingenuidad? Cierto; entre bambalinas y por debajo de la mesa está el mundo sórdido real, el de las componendas, el “cvy” y el contrato prometido. Da tristeza e inmensa preocupación que aún hoy se esté manejando la cosa política así, mientras también en la vida cotidiana los problemas sociales de todo tipo están ahí, sin entrar al inventario de las soluciones no pasajeras sino estructurales.
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