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Libardo León Guarín
Martes 27 de noviembre de 2018 - 12:00 PM

Presagios

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No se trata de tumbar ministros y que todo siga igual, sino de algo más estructural en un país que, si bien aún está en formación, después de más de dos siglos da bandazos sin rumbo, no da muestras de institucionalizarse, de decantarse como que cada gobierno de cuatro años se inicia como si estuviéramos en el primer día de la creación: reformas política, a la administración de justicia, tributaria, a la educación, nuevo plan de desarrollo… Lo anterior no vale, calificándolo con espejo retrovisor de frente; experimentos y experimentos como si no tuviésemos historia, se entra en una noria que se repite en el siguiente gobierno.

No es para decir menos acerca de un país que votó negativamente, si bien por mínimo margen, acuerdos de paz, prefiriendo la alternativa de la guerra; que no votó masivamente por la anticorrupción. O que inaugura un gobierno con eufemismos para meternos otra reforma tributaria, altamente lesiva para la gran mayoría de los colombianos, así le esté saliendo el tiro por la culata; creyéndonos tontos de capirote infló el hueco que el gobierno anterior dice ser de $5 billones y no de $14, dejando intactos sectores de dónde si se pueden sacar recursos mediante tasas impositivas como los bancos alardeando de milbillonadas de ganancias anuales, de las tierras improductivas o de engorde pero esto huele a Petro, de las empresas por lo menos dejándoles los impuestos como están, del control al contrabando pero con garras y a la corrupción con cuatro garras; sin embargo, como van las cosas, se presagia que ni siquiera intentarán bajarla a “sus justas proporciones”.

Pero ¡Ay! de que alguien trate de modificar el rumbo perverso de 200 años; se le vienen encima como lobos hambrientos a destruirlo, a aniquilarlo, a desacreditarlo acusándolos de delitos comunes para sacarlo y esto ya no son presagios sino realidades; no solo aquí sino digamos que en América Latina, donde el libreto ¿De quién? parece ser el mismo; el establecimiento no está dispuesto a permitir cambios estructurales, llegando hasta la violencia ¿otra vez? si fuere necesario, así se trate de cambios tímidos, sin radicalismos. Que lo digan Lula y Dilma, Correa y Evo, Kirchner y Petro ahora entre los palos por haber rebajado el pasaje en “transmilenio”.

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