Y uno de ellos son los servicios públicos, estando la gente confinada es apenas obvio que estos aumenten. La energía es una de las más beneficiadas, EPM sacará muy buenos dividendos en la ESSA para tapar los huecos que dejó los desastres de Hidrohituango, no solo porque subieron las tarifas sino por las necesidades de quienes ahora en casa, tienen que trabajar y sobrevivir; sus mejores aliados son el Depósito de residuos sólidos de El Carrasco, y la laguna de oxidación de las aguas servidas del alcantarillado, con los malos olores que producen a diario, y con los calores obligan a cerrar ventanas y prender aires acondicionados. La educación virtual y el trabajo en casa obliga a consumir más energía.
El acueducto también, porque en el agua se han aumentado notoriamente los consumos, el agua y jabón es el enemigo del COVID 19 y la gente se baña varias veces al día, y en las obras y todos los lugares públicos obligan al lavado de manos, ese es el ritual que se ha impuesto en el mundo. Antes eran unos pocos: los políticos y gobernantes que lo hacían con sus ofrecimientos de campaña al incumplirlos, como Pilatos, se lavan las manos.
Otros que pelechan son los bancos, ya hasta otra cara ponen, como la necesidad tiene cara de perro, con la sobadita de la cabeza, y cara de yo no fui, le tiran el hueso y se quedan con la carne.
Y qué no decir de los miserables que se roban la comida de los pobres, las IAS mucho tilín y nada de paletas, ya es hora de que vayan llegando a la cárcel, para que el contagio los castigue en forma. Esperamos que pronto se castigue a los culpables.
Y que esto no sea una cortina de humo, porque este es uno de los países del mundo en donde lo de Odebrecht pasó mondo y lirondo y solo los pendejos han pagado, algunos con su propia vida, los verdaderos culpables pasan como lo del elefante del 8000, el que ya es historia patria de la impunidad.