Así titula su columna en el Tiempo de ayer, Andrés Hurtado García. Creo que no está nada equivocado, bien lo expone en ella; ya lo hemos visto, cómo desde las más altas Cortes, se han visto envueltos en penosos escándalos, hasta ahora sin resolver. Ahora estamos viendo al Fiscal Néstor Humberto Martínez, enredado en la telaraña de Odebrecht.
Ya lo había advertido en una de mis columnas cuando fue recientemente nombrado, cómo iría a cuidar la espalda de un ilustre empresario, que muy seguramente podría enredarse en esa tenebrosa telaraña.
En los altos heliotropos, vemos como jueces y fiscales aparecen por muchos lugares comprometiendo la majestad de la Justicia, en triquiñuelas y componendas. Ilustres jurisconsultos de los cuales nadie dudaría, enredados en malos pasos. Todos estos como decía nuestro columnista, con cartones de prominentes Universidades: Harvard, Stanford, Cambridge, Oxford, Yale, la Sorbona, y las locales.
Los grandes ladrones de cuello blanco protegidos por los vericuetos de la justicia, donde solo esperan llegar a que los términos de sus fechorías fenezca, después de quedarse con el ahorro de los colombiano. ¿O si no que ha pasado con Interbolsa, Premium, Elite, Gestiones Financieras, etc. etc. O que ha pasado con Reficar, de lo cual ya muy poco se sabe?
Por eso en la base de la pirámide, donde los ladrones de alpargata, entran y salen con facilidad de los centros de detención, donde la policía apenas cuenta que de nuevo cogieron a fulano o mengano, lleva 20 entradas a los centros de reclusión y los jueces lo liberan, así sea cogidos flagrancia, o con el grillete en la pierna por estar pagando casa con cárcel.
Qué se puede esperar del futuro de los colombianos, con un país donde lo más importante es que exista una pronta y cumplida justicia y esta no se ve por ningún lado. No tenemos cómo reformarla sabemos que el Congreso no lo hará porque serían los primeros en sufrirla. Parece que el único paso es echar mano de una constituyente. ¿O no?
