El caso, conocido hace pocos días, de la mujer que acudió a la Comisaría de Familia del barrio La Joya en busca de protección...
Néstor Arenas Palau
Ya no está con nosotros, y como cuenta el cantor: “cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”. Quienes tuvimos la fortuna de conocerlo y compartir con él y su hermosa familia, lo extrañaremos. Entendimos cómo un ser que en la juventud logró superar a la parca, después de un aleve atentado, que lo dejó sumido a una silla de ruedas; pudo no solo superar su estado, sino desarrollar: empresa, familia y vida social.
Grato era verlo en festividades donde él en su silla de ruedas, acompañado de su hermosa esposa, departía, bailaba y animaba con su buen humor y sus oportunos sarcasmos en cualquier lugar. Se fue sin convencerse que la olla que nos prestó para hacer un gran sancocho en Santa Marta se la devolvimos con las mismas abolladuras.
Sí, deja en nosotros una inmensa huella, y será como el árbol caído que ya no puede brotar porque el viento lo ha vencido, también lo dice la canción. Vientos convertidos en huracán están por doquier, arrollando a su paso, amigos y conocidos; de lo cual, muchos no quieren percatarse de su violento y trágico paso.
Sí, ahora sabemos que Néstor camina orgulloso en la inmensidad del infinito, al lado de su familia que lo ha precedido y desde allá cuidará a Elvirita, a Néstor Gabriel y Margarita como a sus hermosas nietas, con las cuales compartió los últimos años de su vida.
Silencioso mensaje nos deja a todos sus amigos y conocidos, para continuar protegiéndonos de este nefasto virus, como es el COVID-19, a veces, todos nuestros cuidados no son suficientes y él penetra silencioso destruyendo nuestra vida y nuestro entorno; todo lo que hagamos es poco, porque también es muy poco lo que sabemos de él.
Apenas la ciencia empieza a conocerlo y combatirlo, pero la vida tiene que seguir su curso, estaremos pendientes de la vacuna para poder reencontrarnos con tantos que queremos ver, especialmente a aquellos que sufrieron pérdidas dolorosas sepultados todos en una forma que hiere el alma.