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Luis Fernando Rueda
Domingo 02 de enero de 2022 - 12:00 PM

Combatir la locura con locura

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El 6 de enero se cumplirá un año del hecho más desquiciado desde que el mundo es gobernado bajo la influencia de Internet: la toma violenta del Congreso de los Estados Unidos por simpatizantes del derrotado presidente norteamericano, Donald Trump, quienes alentados por la narrativa ficticia de un supuesto fraude sistemático que llevó al demócrata Joe Biden a la victoria, irrumpieron en el Capitolio para impedir a la fuerza su confirmación.

Fue el episodio más dramático de una teoría conspiracional que encontró aliados naturales en las redes sociales y puso en evidencia hasta dónde pueden llegar los ‘hechos alternativos’ cuando se acude a la manipulación organizada. “Inventarse las noticias era más fácil que encontrarlas y que, cuanto más locas eran, más clics. Después descubrieron el contenido más disparatado y viral de todos: Donald Trump”, describe la periodista Marta Peirano en su libro ‘El enemigo conoce el sistema’, sobre el poder del contenido emocional en estas plataformas.

‘Don’t Look Up’, película de reciente estreno en Netflix, hace una sátira sobre este fenómeno que trasciende a la ciencia, la economía, los medios y la política, polarizando las creencias como dogmas de fe. Cualquier parecido, por ejemplo, con los movimientos antivacunas en este trance de la pandemia no es mera coincidencia. Es lo que enfrentamos a diario.

En 2017, Peter MacIndoe, un joven universitario, dejó sus estudios para crear Bird’s Aren’t Real (los pájaros no son reales), una teoría conspiracional que sostiene que los pájaros no existen y que son realmente drones del gobierno de Estados Unidos para espiar a sus ciudadanos. Esta, sin afanes, tiene millones de activistas y seguidores en redes sociales.

Este es, en realidad, un movimiento social paródico que persigue un propósito: “En el mundo de la posverdad, dominado por teorías de la conspiración en línea, los jóvenes se han unido en torno a este esfuerzo para criticar, combatir y burlarse de la desinformación”, se lee en un informe de The New York Times.

“Es una forma de combatir los problemas del mundo que no se pueden combatir de otra manera, es combatir la locura con locura”, advierten.

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