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Luis Fernando Rueda
Domingo 06 de diciembre de 2020 - 12:00 PM

De honorables payasos

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Que un ‘honorable’ concejal bumangués le haya dicho a otro colega ‘payaso’, en medio de una sesión del cabildo municipal, no es culpa del uno ni del otro, es de nosotros. ¿Recuerdan el nombre de Rodrigo Mesa Cadavid? Lo más seguro es que no, pero quizás esta frase sí: “la plata que uno le meta al Chocó es como meterle un perfume a un bollo”. La dijo el señor Mesa Cadavid, en la Asamblea de Antioquia, por allá en 2012, en medio de un debate en el que se discutía el plan de desarrollo de ese departamento. Fue un escándalo mediático en su momento y semejante argumentación, además de que quedó grabada en los anales de la historia, le causó la suspensión en el ejercicio del cargo e inhabilidad especial por el término de cinco meses “por las expresiones irrespetuosas, inapropiadas e injustificadas”.

Y hasta ahí llegó la indignación. Hace unos días, en un conversatorio con el maestro del periodismo Juan Gossain, en el que hablamos sobre su libro ‘Que les den cárcel por casa’, insistía en la premisa con la que arranqué mi reflexión de hoy: la culpa es de quienes elegimos. El ciudadano que vota, por lo general, poco se informa sobre la trayectoria de los candidatos, es usual escuchar ¿por quién es que hay que votar? O ¿cuál de todos es el menos malo? Y eso nos plantea un sinnúmero de interrogantes que empiezan, justamente, por el poco conocimiento que tenemos sobre los derechos, y más, sobre los deberes en el ejercicio de la democracia.

Hace un año respirábamos con cierta tranquilidad porque en Bucaramanga el golpe de opinión cambió la composición del Concejo Municipal. Yo fui uno de los que celebré ese resultado en este mismo espacio, pero, con el paso de los meses, esa expectativa ha cambiado. Que falta hace en esta ciudad, y en la región, un centro de pensamiento que nos enseñe la historia política, ayude a formar ciudadanía y sirva para educar en democracia. Como lo escribió Gossaín “Colombia carece de esa medicina llamada sanción social”. El circo ya sabemos donde queda.

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