La cobertura de seis periodistas de tres medios de comunicación, que denunciaron posibles irregularidades en la operación militar en el Putumayo en marzo pasado, donde fueron abatidas once personas en medio de un bazar en la vereda Alto Remanso (Puerto Leguízamo), zona fronteriza con Ecuador y Perú, debería enaltecernos como ciudadanos que vivimos en un país en el que la libertad de prensa sigue siendo uno de esos pilares en donde se sostiene nuestra democracia.
Por esa misma línea camina el reportaje presentado por un noticiero de televisión en el que se revelaron los acercamientos del hermano de un candidato a la Presidencia de la República, con políticos pagando sus condenas en la cárcel La Picota por haber cometido delitos como participar en el cartel de la contratación, en Bogotá, o la masacre de Macayepo, en Bolívar.
Sin embargo, la agitación que revuelve las aguas en medio de esta campaña electoral así como el peligroso extremismo que no nos permite ver más allá de nuestras propias convicciones, son ingredientes de un coctel amenazante que señala a la prensa de asumir las banderas del narcotráfico o de utilizar su poder como arma “que exige perfección en las operaciones del Estado” o como cómplice de un supuesto ‘entrampamiento’.
Cuba, Nicaragua, El Salvador, Brasil, Venezuela y México son ejemplos que tenemos cerca para entender qué le pasa a la prensa cuando es arrinconada por la bota opresora de las autocracias, que ya no llegan por la vía de los golpes militares sino por las mayorías que se imponen en las urnas.
En la última reunión semestral de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) su presidente, Jorge Canahuati, consideró que “la profesión enfrenta un panorama desconsolador en el continente debido a la crisis del
sector y un ‘irrespeto colosal’ al trabajo de los periodistas y de los medios por parte de las autoridades”. Según la SIP en el continente han muerto 24 periodistas en los últimos 12 meses.
La prensa debe hacer su trabajo como tiene que ser, si hay que salir a decir lo que la mayoría quiere escuchar, eso son relaciones públicas.
