martes 09 de mayo de 2023 - 12:00 AM

La invasión de los idiotas

A la ya infinita lista de ocurrencias que se pueden encontrar en redes sociales se le puede sumar ahora la cuota local de esas ‘genialidades’ protagonizadas por los llamados creadores de contenidos, un nuevo -no digo que no digno- oficio que se ha convertido en uno de esos ‘aspiracionales’ que tienen las personas por alcanzar fama, el cual puso de cabeza el viernes anterior la exasperante movilidad en la capital santandereana.

El llamado de un influenciador bautizado como La Liendra para que sus seguidores lo acompañaran en sus motocicletas a una ‘rodada’ entre el aeropuerto Palonegro, en Lebrija, hasta Bucaramanga, provocó un caos monumental a causa del poder de convocatoria que una figura de Instagram puede tener dentro de sus admiradores.

Decenas de conductores de estos vehículos, rompiendo reglas de la decencia y de tránsito, conformaron una caravana que acompañó al ídolo hasta su destino, tal como lo registró este diario, en medio del desorden que caracteriza al indisciplinado gremio. La sumatoria del hambre con las ganas de comer.

Más allá del anecdótico hecho, que causó la protesta ciudadana, está la historia de un ser humano que alcanzó el sueño de millones de personas en cualquier rincón del planeta: lograr reconocimiento y, claro está, ganar dinero. ¿La fórmula? Reivindicar su condición social por medio de mensajes sobre sus propias experiencias, en los cuales millones de seguidores se reconocen. Eso se llama engagement, por el que se rompen la cabeza tantos ‘expertos’ en contenidos digitales, que pululan silvestres por las esquinas.

“La motivación social tiene que ver con nuestro lugar en el mundo y con la necesidad de ser aceptado. Este motivador es un instrumento muy poderoso, porque ser aceptado por la comunidad en la que vives es clave para la supervivencia. Este motivador es el favorito de las plataformas y aplicaciones digitales”, explica la periodista Marta Peirano, sobre esta clase de fenómenos.

Un detractor de las redes sociales, como el semiólogo Umberto Eco, considera que “el drama de Internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad. Es la invasión de los idiotas”.

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Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí­ se expresen.
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