Nuestros deportistas merecen un aplauso cerrado por su presentación en los Juegos Nacionales y todos los torneos a los que asisten, porque logran vencer a sus rivales en las pistas de competición, y también la irresponsabilidad e incompetencia de nuestra dirigencia.
“Confianza es lo que necesitamos para construir país y para llevar un mensaje a los territorios y poblaciones que hoy tanto esperan de nosotros”, escribe la actual directora del Departamento de Prosperidad Social (DPS), Laura Sarabia, en una columna dominical dedicada a defender “una política de Estado más eficiente y perdurable”, quitándole la carga negativa que tienen, para cualquier economía, las transferencias monetarias o subsidios.
Agudos expertos han dedicado tiempo y espacio para analizar las razones por las cuales, luego de 30 años, la economía colombiana se enfrentaría a una recesión la cual, técnicamente, es ‘oficial’ cuando dos trimestres continuos arrojan crecimiento negativo. El indicador en el tercer trimestre de este año fue de -0,3 %.
Una de estas causas tiene que ver, justamente, con la confianza, esa misma que la exsecretaria privada del actual presidente de los colombianos reclama en su artículo. “En el corto plazo, es fundamental que se envíen señales claras y contundentes de certeza y tranquilidad”, sugiere Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, a lo que agrega: “eliminar las incertidumbres sectoriales derivadas de medidas y anuncios por parte del propio Gobierno también sería clave para incentivar el crecimiento de la inversión”.
En Casa de Nariño, mientras tanto, presionan al Banco de la República, para que baje las tasas de interés, y cuestionan la rigidez de la regla fiscal, que limita el gasto público. Para Juan Camilo Restrepo, exministro de Minas, Hacienda y Agricultura, en tres administraciones diferentes, lo más urgente es “restablecer el clima de confianza y destrabar la máquina de inversiones públicas”.
En un par de semanas se empezará a discutir el incremento del salario mínimo en Colombia. Una economía en recesión pondría en dificultades la generación de empleo, la puerta de los créditos bancarios -no solo de vivienda- se estrecharía y la demanda se golpearía. En un país en el que la mitad de su población hace maromas para llegar al fin de mes sería absolutamente catastrófico.
Como bien lo dice el exministro Restrepo, el gran socio del desarrollo económico es el sector privado, pero para ello se necesita confianza. En Palacio están brindando café.