martes 14 de febrero de 2023 - 12:00 AM

Los hermanos que se robaron Bogotá

El triste final del exalcalde de Bogotá, Samuel Gustavo Moreno Rojas, fallecido el viernes pasado pagando tres condenas de 24, 39 y 30 años de prisión por haberse apropiado, junto con su hermano Néstor Iván, de más de $2.000 millones de pesos de un contrato por $67.000 millones para la compra de ambulancias en la capital de la República, así como su participación en el ‘carrusel de la contratación’, entramado que una banda de ladrones de cuello blanco montó para desfalcar recursos por $2 billones en esta ciudad, hace más de una década, es prueba de que la ambición rompe el saco.

‘Sammy’, como le decían sus allegados, fue ungido por la familia para buscar el mismo solio que ocupó su abuelo, el general Gustavo Rojas Pinilla, luego de propinar un golpe de Estado en 1953. Samuel trasegó por la política colombiana, de la mano de su madre, María Eugenia Rojas de Moreno Díaz, la ‘Capitana’, asumiendo su papel de ‘delfín’, con una formación privilegiada y una condición social que lo llevó a pertenecer al jet set criollo. Lo tuvo todo.

Los Moreno Rojas tienen profundo arraigo en Santander como quiera que su padre, Samuel Moreno Díaz, fue un influyente político nacido en este departamento, asociado con hechos de corrupción incluso antes de que se convirtiera en yerno del General. La ‘Nena’ y su esposo fueron protagonistas de la política a partir de la mitad del siglo pasado, con la Anapo, convirtiéndola a ella en una figura emblemática con un discurso eminentemente populista en procura del poder.

Bucaramanga tuvo su propio capitulo cuando el hijo menor ocupó la Alcaldía en 2000, dejando quebradas las finanzas del municipio, incendiado el edificio y saltando luego al Senado para aunar ‘esfuerzos’ con el fin de alcanzar el anhelo familiar de llegar con ‘Sammy’ a la Casa de Nariño. Néstor Iván purga actualmente una condena de 14 años por los delitos de tráfico de influencias, interés indebido en la celebración de contratos y concusión.

Los Moreno Rojas escribieron un penoso capítulo de la historia de la corrupción en Colombia. No se nos puede olvidar.

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Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia Liberal no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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