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Manolo Azuero
Domingo 25 de octubre de 2015 - 12:00 PM

Sombras

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Sombras (Foto: Tomada de Internet/VANGUARDIA LIBERAL)
Sombras (Foto: Tomada de Internet/VANGUARDIA LIBERAL)

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Sombras (Foto: Tomada de Internet/VANGUARDIA LIBERAL)

La contienda por el poder local, que culmina hoy, probó nuevamente la precariedad de la democracia criolla.

El Partido Liberal, otra vez, se aprovechó de la burocracia y la contratación de la Alcaldía de Bucaramanga para hacer campaña.

Fuera de esto, la alternativa más ostentosa al liberalismo provino de una familia, los Alvernia, que debe muchas explicaciones sobre su fortuna y sus negocios. Su participación en una Fundación todera para contratar con el Estado y sus relaciones con una polémica estructura de sindicatos ficticios para lo mismo, repugna y despliega un manto de dudas sobre lo que representa Jhan Carlos Alvernia.

Además, la movida proselitista volvió a pasar por el derroche de plata, el pago a líderes y pregoneros, el ‘importaculismo’ de ensuciar la ciudad con afiches y pasacalles, la repartija de lechona y tamal, el ‘circo’ para convocar al ‘pueblo’ y, por supuesto, por la alianza con políticos que ya han detentado el poder con más pena que gloria (porque han abusado en favor de las roscas y hasta pactado con criminales).

Según la última encuesta de Cifras & Conceptos, la campaña de Rodolfo Hernández – sin caciques detrás –, aunque quijotesca por sus formas, terminó rezagada en este mar de politiquería barata y clientelismo. Y la de Sergio Isnardo Muñoz ahogada, cuando la abandonó el grupo del gobernador Richard Aguilar.

Por el lado de la gobernación, el panorama no fue distinto. Jugó la maquinaria, se derrochó plata y los cuestionamientos son contundentes.

Didier Tavera llega como favorito a las urnas entre sombras muy prietas. Sombras que él desestima pero que por la falta de claridad y transparencia con respecto a las investigaciones penales que han cursado en su contra, y por los testimonios que las alimentan, oscurecen su aspiración. Tavera me dice que la justicia no debe ser mediática, que las acusaciones en su contra son una “sarta de mentiras”.

Sin embargo, lo cierto es que, entre las tinieblas, en un país más exigente, él no sería candidato y menos Gobernador. Como tampoco lo seríaHolger Díaz, todavía enredado por lo de Saludcoop, o Carlos Fernando Sánchez, abrazado por un señor, Hugo Aguilar, que aún no paga su pena completa ni su multa por parapolítico.

Sombría democracia es lo que tenemos.

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