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Marc Eichmann
Sábado 18 de marzo de 2023 - 12:00 PM

Cotejos decisivos

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En un colegio popular se juega la final del torneo de microfútbol. Las apuestas son altas, se juega allí el prestigio de las instituciones y el de muchos jugadores que accederán a un mejor futuro si ganan el partido. Para el cotejo decisivo el ambiente está tenso.

El equipo visitante ha llegado con un récord desigual. Su comportamiento en el pasado no ha sido el mejor, pero su rendimiento en general bueno le ha permitido llegar a la final. Cuenta con un armador que conoce el juego y su reglamento al detalle para darle satisfacción a sus seguidores. Se espera que su jugar transparente y práctico oriente a su equipo a un resultado justo.

El equipo local por su lado denigra de su contrincante y la manera con que llegó a las finales. Nosotros ganamos el partido decisivo, corean a mil voces ante cualquier reproche a su actitud. Sus jugadores son experimentados en el juego y sobre todo, están dispuestos a utilizar las maromas necesarias para ganar el partido.

A la entrada del colegio, minutos antes del partido, un revuelo caldea el ambiente. Ha llegado el bus con los jugadores del equipo visitante. El vigilante, de un gesto tajante, niega el ingreso del armador del equipo al recinto. Juega mucho, sabe mucho de esto, repite mientras le cierra las puertas en las narices.

El lío continua al acceder a la grama. El patrocinador de varios jugadores del equipo visitante, un pereirano ilustre, decide que sus jugadores jueguen en el equipo local a cambio de un cupo para su hijo en el mismo equipo. El padre del portero, reconocido por sus posturas conservadoras, negocia con el equipo local para que gane pero no por marcador abultado. Las tribunas, indignadas, protestan al unísono por un resultado manipulado que terminará afectándolos gravemente.

A hoy, aun no podemos narrar el partido. En la final del campeonato de la salud no permitieron que jugaran los exministro Fernando Ruiz y Alejandro Gaviria. En la pensional, bajaron del bus al presidente de Asofondos Santiago Montenegro, a la entrada del congreso de la República, por supuestamente no ser parte interesada. Sabía demasiado, dicen algunos. Si entró, sin embargo, el dueño de una IPS que tumbó al Estado y es tío del árbitro, que terminó siendo de doble Racero.

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