Durante décadas la inflación ha estado cayendo a nivel mundial. En 1992 la inflación estaba en alrededor del 10% y cayó al 2% en 2020. En 2021, a raíz de la pandemia, la expansión monetaria global y la crisis logística, la inflación global volvió a subir a algo más de 5%.
La inflación no es más que el pago que deben hacer los habitantes del mundo por la parada en productividad que se dio durante la pandemia. SI no se produce y la demanda por bienes sigue igual, los precios suben porque hay más gente compitiendo por ellos.
Desafortunadamente la inflación se ha empeñado con los alimentos que son los bienes que más impactan a los pobres. Los incrementos de los precios son absolutamente desproporcionados y ponen a doler el estómago de los chinos, los rusos, los americanos, los africanos, los europeos y los latinoamericanos por igual. Ya los incrementos en productividad que generaron los cultivos genéticamente modificados no compensan la para de actividad, y los precios suben. Así mismo, el fracking para explotar el gas y el petróleo ya no es suficiente para mantener los precios bajos de la gasolina.
Es hora de mirarse derecho a los ojos y decirse unas verdades. Claramente, hay que controlar el calentamiento global y ponernos estándares superiores de alimentación, pero si dejamos de utilizar los cultivos genéticamente modificados o de explotar petróleo por medio de fracking no produciremos suficiente para alimentar a los seres humanos ni para permitirles desplazar los alimentos.
Recientemente, el mundo también ha descuidado la producción de bienes a cambio de la prestación de servicios. La mayoría de nuestros gastos se van en servicios de transporte, en entretenimiento, en comunicaciones y en servicios a domicilio, a pesar de que la comida y el agua siguen siendo prioritarios en nuestra vida diaria.
Los dirigentes del mundo deben actuar en conjunto con el fin de actuar para incrementar la producción de alimentos y disminuir sus costos de transporte y distribución. Ya no se trata aquí de dejar que funcione el mercado sino de aumentar la seguridad alimenticia, por el bien de miles de millones de seres humanos.
