Nuestros deportistas merecen un aplauso cerrado por su presentación en los Juegos Nacionales y todos los torneos a los que asisten, porque logran vencer a sus rivales en las pistas de competición, y también la irresponsabilidad e incompetencia de nuestra dirigencia.
Con mucha sorpresa he leído su artículo publicado el día 13 de diciembre de 2016, en el portal web y la versión impresa del periódico Vanguardia Liberal.
La velada hostilidad que reviste su columna, que horas después fue retirada del portal, redactada a manera de “duda”, seis días después del suceso, se suma el sinnúmero de ataques y amenazas de los que hemos sido objeto mi familia y yo, por cuenta del vulgar montaje hecho el día miércoles 7 de diciembre y difundido a través de las redes sociales. Frente a su proceder y dándole el beneficio de la duda, solamente puedo pensar en sus pobres calidades como comunicador.
Del mismo modo como consultó las redes sociales para enterarse del comprobado montaje, que de hecho le sonaba “increíble”, pudo como mínimo consultar mi cuenta de Twitter, que además, está verificada.
Un verdadero comunicador, señor Muñoz, agota las fuentes de consulta, antes de lanzar dudas para dejarlas en el aire para los incautos y para aquellos que desearían fervientemente que se tratara de la verdad.
Un columnista de opinión, que se nutre con las redes sociales, sabría que Twitter solo admite trinos de máximo 140 caracteres. Un escribiente político, estaría enterado que fui justamente yo, María Fernanda Cabal, la ponente de la Ley de Feminicidio.
¿Se detuvo usted a pensar en alguna de las consideraciones anteriores? ¿Es usted un verdadero comunicador?
Si lo es y no tuvo el más mínimo reparo en detenerse a hacer una verdadera investigación tuvo entonces motivaciones tan oscuras como las de quienes cometieron el delito de suplantación de identidad, acoso informático e injuria.
Señor Muñoz, ahora es usted quien debe sacarme de la duda.