La salud de una sociedad tiene mucho que ver con la forma en que las administraciones tratan a sus ciudadanos más vulnerables, y los peatones son, indiscutiblemente, los usuarios más indefensos de nuestras calles.
Hasta ahora el ministro Ocampo ha recibido muchas más propuestas para peluquear la reforma tributaria que las que ha solicitado de nuevos impuestos que compensen los recortes que se hagan y permitan mantener el objetivo de los $25 billones.
‘Hay varios aspectos de la reforma que deben ser modificados como por ejemplo el impuesto a algunos alimentos ultra procesados que hacen parte de la dieta de los más pobres, o disminuir un poco la doble tributación de utilidades y dividendos, o incrementar menos la tarifa de la ganancia ocasional. El objetivo de estas sugestiones, y de otras posteriores, es presentar algunas ideas para compensar el menor recaudo de estas modificaciones.
La primera es eliminar la exención existente al IVA en las transacciones de finca raíz, y ampliar el campo de aplicación de la norma que ya se había establecido en la reforma de 2016, cuando se impuso un IVA del 5% a la venta de vivienda nueva con valor superior a unos $1,000 millones.
En el proyecto de reforma de 2018 el ministro Carrasquilla propuso extender este IVA a todas las ventas de finca raíz, manteniendo la misma excepción de la vivienda de menor valor. Sin embargo, el Congreso le cambió la plana y en la Ley 1943 de ese año estableció un impuesto al consumo del 2% para todos los inmuebles de valor superior a os $1.000 millones, con excepción de los predios destinados a actividades agropecuarias. La Corte Constitucional tumbó este impuesto en una decisión dividida de 5 contra 4 que salvaron su voto con argumentos de fondo.
La propuesta es simple: establecer que no están exentas de IVA las compras de todo tipo de inmuebles con un valor superior a 25.000 UVT, incluyendo las compras de inmuebles usados que no hubieran pagado el IVA en transacciones anteriores, y determinar una tarifa del 5% para estas ventas.
Son varias las ventajas de esta propuesta. En primer lugar, al contrario de la imposición del IVA a los productos de la canasta familiar, esta es una medida progresiva que solo afecta a las personas de más altos ingresos que pueden comprar inmuebles de más de $1.000 millones.
En segundo lugar, a diferencia del impuesto al patrimonio no se puede argumentar que los propietarios no tienen la liquidez para pagarlo, dado que lo paga el comprador del inmueble.
En tercer lugar, está en la línea de seguir las mejores prácticas de los países de la OECD (...) En nuestro vecindario en Chile se paga el 19% y en Argentina entre el 10% y el 21%.
Por último, es un impuesto que puede recaudar unos $ 2 billones en el año, y es muy fácil de recaudar pues se cobra en las notarías.