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Miguel Angel Pedraza
Viernes 02 de junio de 2023 - 12:00 PM

El declive de Rodolfo

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Rodolfo Hernández Suárez, el exalcalde de Bucaramanga, acaba de ser sancionado por la Procuraduría General de la Nación con destitución e inhabilidad para ejercer cargos públicos por 14 años, producto del famoso escándalo conocido como el “caso Vitalogic”.

Así se llamaba la Unión Temporal, “Vitalogic RSU”, entidad que iba a ser seleccionada para ejecutar un millonario contrato de tratamiento de residuos sólidos en la ciudad. Ese contrato nunca se celebró, valga aclararlo, cabalmente porque veedurías ciudadanas y medios de comunicación alertaron sobre sus múltiples irregularidades, aunque quedó al descubierto el interés indebido que mostró el exalcalde para torcer esa contratación.

Interés indebido que se materializó, particularmente, en el contrato de consultoría que la empresa de aseo suscribió con Jorge Hernán Alarcón, alias “La Calavera”, persona de confianza de Rodolfo Hernández y escogido por él para la estructuración de las condiciones del contrato de basuras. Y además de esa consultoría, se supo de la firma de un contrato de corretaje en donde se pactaban cuantiosas coimas en favor de Luis Carlos Hernández, el hijo del exmandatario.

Todo lo que rodea el “caso Vitalogic” es torcido, amañado, artificioso, pero lo más degradante y absurdo es la firma de ese corretaje en notaría, algo así como rubricar ante notario el delito, comprometiendo Luis Carlos Hernández el nombre de su padre, el de su familia y el de la propia Alcaldía de Bucaramanga. ¡Vergonzoso!

Por esos hechos y muchas irregularidades más, Rodolfo terminó enredado penal y disciplinariamente. Esta semana la Procuraduría lo sancionó en primera instancia, mientras un juzgado penal lo tiene a las puertas del juicio público. Y aunque la sanción disciplinaria no está en firme y todavía aguanta varias revisiones, se advierte que está llegando al ocaso la carrera política del exalcalde.

Un exalcalde que se convirtió en todo un fenómeno político, primero en nuestra región y luego a nivel nacional. En lo local, Rodolfo logró que su pupilo Juan Carlos Cárdenas barriera en las elecciones pasadas; y en el país, su discurso anticorrupción desparpajado e irreverente logró cautivar al público al punto de llegar a disputar la presidencia en segunda vuelta. Un portento político en corto tiempo.

Toda esa historia deslumbrante parece estar llegando a su fin. Puede sobrevivir, claro que sí, pero ya parece estar muy lastimado. El candidato anticorrupción sancionado por corrupción. ¡Duro golpe!

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