El hecho de que a seis semanas de entregar su cargo, anuncie medidas especiales de control en la zona de negocios nocturnos de Cabecera, un problema al que nunca atendió con la eficacia, la diligencia y la firmeza que debía hacerlo durante sus cuatro años de mandato, se siente como una burla.
Desde la anterior administración se viene hablando en Bucaramanga de la construcción de una casa o museo en homenaje al líder santandereano Luis Carlos Galán Sarmiento, inmolado por la mafia siniestra del narcotráfico. A ese proyecto público se le conoce comúnmente con el nombre de “Casa Galán”.
Esa iniciativa siempre ha sido bienvenida, es plausible, y ha tenido todo el respaldo de la sociedad local. Y desde mediados del año pasado la actual administración municipal empezó a anunciar el proyecto hasta lograr su contratación en octubre de 2021, por un monto cercano a los $980 millones y para ser ejecutado en un plazo de tres meses.
Pero no. Esa construcción que debió culminar en febrero del presente año, aún no ha sido terminada, tiene dos adiciones en dinero y está retrasada por lo menos en cinco meses, con un avance de obra que no supera el 40% de lo planeado. Basta pasar por el lugar, en la calle 36 con carrera 25, para advertir claramente que las obras están muy atrasadas.
Lo que en principio se presupuestó por $980 millones ya está valiendo $1.235 millones, habiéndose realizado recientemente una segunda adición en dinero por la suma de $142 millones. La obra, en varias ocasiones, ha estado completamente paralizada, hasta hace poco lo estaba, y solo hasta el lunes pasado se reiniciaron los trabajos.
Algo raro está pasando en ese contrato, algo muy extraño, pues no se justifica que un proyecto con tanta aceptación en la ciudadanía y de tanta importancia para la memoria histórica de la región, esté tan enredado en su ejecución, con costos adicionales y con una proyección de entrega bastante tiempo después de su programación oficial. Mientras, nada explican las autoridades.
Es urgente priorizar el desarrollo de esa obra y cuando menos tenerla lista para la celebración de los 400 años de la fundación de la ciudad. Así como hay plata e interés de sobra para la realización de conciertos y para la rumba, vale la pena que desde la Secretaría de Infraestructura se requiera al contratista y se disponga de lo necesario para terminar el emblemático proyecto al tiempo con las festividades. Y terminarlo bien, por supuesto. ¡Ojalá!
APARTE: congratulaciones para el reconocido historiador santandereano Armando Martínez Garnica, recién nombrado presidente de la Academia Colombiana de Historia. ¡Meritorio!