La empresa MINESA, anda muy oronda, repartiendo dádivas, a diestra y siniestra, como si esos gastos, los fueran a pagar ellos. Todo, hasta el último centavo de estas beneficencias que llaman pomposamente: “RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL” las terminamos pagando todos nosotros.
La Constitución Nacional establece en sus artículos 2, 8, 79 y 80 la indiscutible importancia del agua y el cuidado del ambiente sobre cualquier otra pretensión. Así mismo la Ley 99 de 1993 que crea el Ministerio del Ambiente establece claramente, la imposibilidad de hacer desarrollos productivos como la minería por encima de las captaciones de los acueductos. En nuestro caso todas las bocatomas están por debajo de las zonas posibles de explotación. De manera que todo lo actuado por Minesa está en contra de nuestra Carta Magna.
Del último estudio presentado por Minesa, se establece que utilizaran cerca de 300 litros por segundo para sus labores, del agua subterránea existente en la zona, esto equivale a las necesidades de unos 170.000 habitantes. Darle ese uso en la minería deja al Área Metropolitana sin opciones de crecimiento.
Las aguas producto de la actividad minera se vuelven ácidas y disuelven casi la mitad de los elementos de la tabla periódica existentes, los cuales van a alimentar el río La Baja y finalmente el río Suratá, entonces que podrá hacer la cervecería Bavaria, que atiende los dos santanderes, la fábrica de cemento, los miles de pequeñas empresas formales e informales, nuestros avicultores, que producen el 30% de todo el país, los constructores? Por experiencia de muchos países entre ellos Estados Unidos, solo en Montana, hay 20.000 minas abandonadas, destilando por miles de años aguas ácidas.
Las cantidades de Uranio y de Arsénico que se evidencian en estudios previos, nos muestran un panorama angustioso, que no existe para Minesa.
Porque el problema nos toca a todos, o nos unimos para defender lo nuestro o nos acabamos como región.
