Colombia renace entre las cenizas de la violencia. El pasado 19 de junio, los de abajo, los otros, aquellos pobladores de la Colombia profunda, con los colores de la esperanza, caminaron por trochas, viajaron en canoas para llegar a los sitios de votación. Allí marcaron esa maravillosa pareja que sintieron en su piel que los representaba y votaron, para que el país, ese país urbano que los ha negado, los reconociera. Los nadie, los de abajo, los marginales en las ciudades, los jóvenes, las mujeres pusieron su sello de esperanza en las urnas e hicieron posible el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez. Varias generaciones, que sentimos el peso de la represión y la barbarie que ha gobernado éste país, vivimos la alegría que nos regala la luz de un amanecer que dibuja la diversidad en sus tonalidades de este país diverso y maravilloso.
Días después, el martes 28 de junio, la Comisión de la Verdad, entrega el informe final de cuatro años de trabajo. Un equipo de mujeres y hombres, de jóvenes que caminaron y escucharon esa Colombia que por siempre ha estado expuesta a la violencia guerrillera, paramilitar, bandas de narcotraficantes y a los falsos positivos, hechos nos han dolido profundamente. El diálogo con las víctimas y con los actores del conflicto, el encuentro entre víctimas y victimarios, permitió a las victimas encontrar la verdad frente a su familia asesinada o desaparecida. En la entrega del informe, el padre Francisco De Roux, nos entrega “un mensaje de la verdad para detener la tragedia intolerable de un conflicto en el que el ochenta por ciento de las víctimas han sido civiles no combatientes y en el que menos del dos por ciento de las muertes ha sido en combates”.
El nuevo gobierno que se posesiona el 7 de agosto, ha convocado a todos los sectores sociales y políticos a un diálogo nacional, para que unidos podamos enfrentar los graves problemas sociales y económicos que hoy tienen al país sumido en la desigualdad y la pobreza. Encontrarnos y conversar, despojados del odio y el dogmatismo, vamos todos a contribuir en el proceso de construcción de esa nueva Colombia que todos soñamos.
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