No podemos confiarnos y olvidar que el descuido de nuestras obras de infraestructura, en cualquier momento pueden desencadenar consecuencias catastróficas, pues son elementos fundamentales de la vida urbana que pueden o no estar en riesgo.
En este año se van a celebrar las elecciones para elegir: gobernadores, diputados, alcaldes, concejales y ediles en todo el país.
Es la mejor oportunidad que tiene el país para continuar impulsando los cambios que requerimos como sociedad.
Es necesario que de una forma generosa todos los sectores ciudadanos unidos por el anhelo de un mejor mañana para los niños que están naciendo, y de ahí en adelante todos los demás sectores de la sociedad, de una manera consciente depongamos las diferencias partidistas e ideológicas, si cabe el término, para que, mediante debates amplios e incluyentes, escuchemos las voces de todos los que aspiren a ocupar cualquiera de los cargos de elección popular en forma justa y equilibrada. Sin odios, sin revanchismo, solo pensando en el bien común.
Recordemos que todos los funcionarios que se elijan, son empleados del pueblo. No sus patrones y al pueblo le deben responder por su gestión.
Por eso la vocación de servicio, debe primar sobre las apetencias personalistas y burocráticas.
Muy necesario es que las mujeres, constituyan el 50% de todos los candidatos a todas las corporaciones públicas. No debe ser letra muerta, este justo reclamo. Vemos por ejemplo que en las altas cortes actualmente esto no se cumple, pero de lejos.
También los otros sectores transgéneros, deben igualmente ser tenidos en cuenta.
Un frente amplio, tal y como existe en Uruguay debe ser el norte necesario.
Por favor conciudadanos, no debemos caer en el mesianismo, mucho menos en pecar de ser herederos de papá o mamá en el quehacer político. La experiencia nos muestra que de esa manera caeremos estruendosamente, como ya ocurrió en una aspiración aparentemente popular a la alcaldía de Bucaramanga.
Es necesario hacer trabajo político, pero entendamos, que este debe estar orientado esencialmente a la claridad, puesto que la mayor causa de engaño al elector se ha fundado en considerarlo un minusválido mental, que solo responde a estímulos primarios.
Por: Gonzalo Peña Ortiz