Antes de empezar a hablar, los políticos deberían procurar que en su rostro se pudiera leer lo que van a decir, ya que como lo manifiesta el ex alcalde Luis Alberto Quintero, el pecado siempre se nota en la cara. Y eso es precisamente lo que le está pasando al candidato a la alcaldía de Girón Oscar Alberto León Chacón, a quien ya no le cabe una mentira más en su semblante.
Este ingeniero, hoy denunciado por los delitos de peculado por apropiación a favor de terceros, fraude procesal, prevaricato y falsedad documental por haber expedido de forma oculta una licencia de construcción que favoreció los intereses de su familia, sin tener las facultades legales para ello (Rad. 680016008828201902129), ha decidido convertirse en el “John Calzones” de la región utilizando la misma estrategia del ex alcalde de Yopal, quien en su momento fue destituido por urbanizador ilegal luego de posar como bailarín de feria que a contraprestación de votos, prometía urbanizar terrenos ajenos llegado el caso de quedar elegido después de elecciones. Cualquiera podría pensar que el comportamiento de León es una medida desesperada después del rechazo que sufrió por parte del Centro Democrático y su representante Oscar Villamizar, de quien nadie puede esperar agradecimiento alguno mientras su padre siga a su lado queriendo recuperar el poder que en su momento perdió por bandido.
Pero no es así. La idea surgió cuando siendo Secretario de Planeación, en medio de todas las ilegalidades que cometió como funcionario público, observó que los ‘urbanizadores piratas’ tenían un poder electoral importante que se alimenta exclusivamente de sueños y la esperanza de un mejor vivir.
Y fue entonces cuando sobre eso construyó su verdadera propuesta de campaña: prometer soluciones de vivienda en lotes sin urbanizar a cambio de votos que le permitan una vez elegido como alcalde, regularizar la ilegalidad habitacional que viene prometiendo. Yo mismo se lo escuché decir un día, pero jamás pensé que pudiera tener el coraje de burlarse de una forma tan ruin de los más vulnerables de Girón. Próxima columna: ¿A qué huele la corrupción en El Socorro?
