jueves 05 de septiembre de 2019 - 12:00 AM

Oscar Jahir Hernández

Las “mafias politiqueras” de Marta Lucía Ramírez

se impuso al interior de cada Secretaría una persona denominada “enlace renace”, la cual tiene que asegurarse de que cada contratista haga una reunión política a Moreno

Si hay algo en lo que la Vicepresidenta se sienta a gusto es ejerciendo sus labores de veedora en las regiones donde las administraciones locales han sido devoradas por la corrupción y la inoperancia política. El encargo impuesto por el presidente Duque le ha dado relevancia institucional en varios departamentos del país, pero su presencia en el municipio de Floridablanca, combatiendo el indebido uso del poder, ha sido ínfima, por no decir que inexistente.

Quizás sin que lo sepa, su ahijado Héctor Mantilla ha logrado formalizar la humillación laboral sobre sus contratistas de una forma tan macabra, que solo el Gobierno Nacional podría detenerlo. En medio de la campaña electoral para elegir a su sucesor, se impuso al interior de cada Secretaría de despacho a una persona denominada “enlace renace”, la cual tiene que asegurarse de que cada contratista, asumiendo de forma personal los gastos que eso implique, le haga una reunión política a Miguel Ángel Moreno y al concejal a quien le hayan asignado esas mismas dependencias, las cuales se repartieron así: la Dirección de Tránsito para el concejal Salvador Molina, la Secretaría General para Édgar Gómez, Desarrollo Social para Andrés Ardila, Hacienda para Néstor Bohórquez, y así con todos los demás, excluyendo de este descarado contubernio a Claudia Hernández, Juan Ángel Triana y José Fernando Sánchez. La orden es no perder el poder, y es por eso que se acusa al secretario del Interior, Ricardo Arciniegas García, de convertir el comité de seguimiento electoral en un tribunal de censura para los demás candidatos. Tanto así, que la única que se está oponiendo a todos estos actos indebidos es la honorable mayor de la Policía Diana Karina Herrera, a quien este gobierno no ve la hora de sacarla de Floridablanca. Por eso cuando escucho a Moreno vociferar al igual que el alcalde sobre su lucha contra las “mafias politiqueras”, me gustaría saber si están batallando contra ellos mismos. Adenda: hablando del lobo rojo, no puede olvidarse todo lo que el pastor liberal Jaime Beltrán hizo en el Isabú, ¿Se acuerdan?

Este artículo obedece a la opinión del columnista. Vanguardia no responde por los puntos de vista que allí se expresen.
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